Lavrov subrayó que, antes de hablar de fechas
y plazos para la conferencia, es mucho más importante acordar el
formato y los participantes que tomarán parte en la reunión, entre los
que deben figurar varios países de Oriente Medio.
Estados
Unidos y Francia se oponen abiertamente a la participación de Irán en la
conferencia propuesta recientemente por Washington y Moscú, ya que
acusan a Teherán de respaldar al régimen del presidente sirio, Bachar al
Asad.
Por otra parte, subrayó la importancia de que la
oposición siria cambie de postura y participe en la conferencia sin
condiciones previas.
"Nuestros colegas, incluido los
estadounidenses, se comprometieron a mantener contactos con la oposición
para convencerles de que cambien de postura hacia las negociaciones y
dejen de plantear cosas irreales", dijo.
Lavrov aludió
indirectamente a la exigencia de la oposición armada de que Asad
presente su dimisión antes de sentarse en la mesa de negociaciones.
Además, advirtió que Rusia se opone a que sean las grandes potencias y
no los propios sirios quienes escriban el guión del arreglo político
del conflicto.
El pasado 7 de mayo Lavrov y el secretario de
Estado de Estados Unidos, John Kerry, acordaron celebrar cuanto antes la
conferencia, pero poco después Moscú advirtió de que primero hay que
ponerse de acuerdo sobre la legitimidad de la oposición siria.
Kerry aseguró en Moscú que la conferencia se basaría en el Comunicado
de Ginebra, que propone un Gobierno de transición con representación del
régimen y de los rebeldes, documento que sería una suerte de "hoja de
ruta" para una nueva Siria sin violencia.
Dirigentes de la
oposición siria se reúnen hoy y mañana en Madrid para estudiar la
propuesta de la conferencia internacional y las posibilidades de un
arreglo para poner fin a un conflicto que dura ya más de dos años y que
ha causado más de 70.000 muertos.
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