El Gobierno ruso, muy criticado en los
últimos días por los malos datos económicos, estudia usar las reservas
nacionales de divisas procedentes de la venta de hidrocarburos para
garantizar el crecimiento de la economía.
El ministro de
Economía ruso, Andréi Beloúsov, en una reunión ministerial en la que
participó el primer ministro, Dmitri Medvédev, pidió hoy descongelar el
llamado Fondo Nacional de Bienestar (FNB) para "destinar una parte al
desarrollo de las grandes infraestructuras".
"¿Para qué
ahorramos los beneficios de los hidrocarburos? Dicen que para evitar una
nueva crisis. Pero eso sólo funcionaría si los precios del petróleo
bajan para luego volver a subir. Mientras si bajan para quedarse en
70-80 dólares por barril, nos comeremos las reservas en 2/3 años y nos
quedaremos sin dinero", advirtió.
Beloúsov aludió así a que
prácticamente el 50 por ciento de los presupuestos rusos se componen de
los ingresos que provienen de los hidrocarburos, algo que ha reconocido
el propio presidente ruso, Vladímir Putin.
Y así, en caso de
una bajada de los precios de petróleo en el mercado mundial, Rusia
tendría que echar mano de la hucha del FNB para cumplir con todos sus
compromisos presupuestarios.
El jefe del Gobierno pidió al ministro propuestas concretas de cómo hacerlo sin sobrepasar el techo de gasto del presupuesto.
"Si tenéis propuestas de cómo hacerlo sin cambiar la norma presupuestaria no me opondré", dijo Medvédev.
El titular de Economía aseguró que Rusia podrá crecer un 6 por ciento
desde el año que viene, e incluso un 7 % a partir de 2017, si emprende
una serie de reformas estructurales, que incluyen la realización de
grandes obras de ámbito nacional.
Beloúsov precisó que la
diferencia entre un crecimiento del 3 por ciento, previsto inicialmente
en los pronósticos para este año, y otro cercano y superior al 5 por
ciento "no es cuantitativo, sino cualitativo".
"Son dos
modelos distintos de crecimiento, y la diferencia la marca una
modernización estructural de la economía rusa", subrayó.
El
ministro entiende que los componentes básicos de la modernización deben
ser el desarrollo de las infraestructuras, la mejora del clima
empresarial y de la competitividad, el apoyo a los exportadores, las
reformas de la educación y sanidad, y la apuesta por Investigación y
Desarrollo (I+D).
En relación a las exportaciones rusas,
Medvédev dio la razón a Beloúsov y tachó de "vergonzosos" los
indicadores de la economía rusa en ese apartado.
El Ministerio
de Economía, recientemente, revisó a la baja sus previsiones de
crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), que crecerá este año un
2,4 por ciento en lugar del 3,6 por ciento previsto al inicio del
ejercicio.
El año pasado, la economía rusa creció un 3,5 por
ciento en comparación con 2011, medio punto porcentual por debajo de las
previsiones oficiales debido a la ralentización sufrida en el segundo
semestre.
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