"Ya he pasado suficiente tiempo en prisión",
dijo durante la vista judicial Tolokónnikova, quien aseguró que dedica
su tiempo libre a leer a Kant, Voltaire y la Biblia.
Tanto la
Fiscalía como la administración de la penitenciaría se mostraron
totalmente en contra de la concesión de la libertad condicional a la más
carismática integrante del grupo.
El fiscal recordó que la
joven cometió dos faltas durante su estancia en prisión que aún no han
sido justificadas por la presa, por lo que considera que la solicitud de
libertad condicional es "prematura".
En su opinión,
argumentos como su estado de salud, el hecho de que sea madre de una
niña de cinco años y el que su delito no supusiera un perjuicio
económico para el Estado no son suficientes para garantizar la libertad
condicional.
"La Administración considera que Tolokónnikova no
merece la libertad condicional y debe seguir cumpliendo su pena. Ella
se niega a reconocer su culpa", dijo por su parte un portavoz de la
prisión.
El funcionario de prisiones reconoció que
Tolokónnikova defendió su inocencia durante una reciente reunión que
mantuvo con el director de la penitenciaría número 14 de Mordovia.
Además, comentó que no cumple con su norma de trabajo diaria como
costurera de ropa de trabajo, aunque reconoció que cada vez se acerca
más a ella.
La abogada de Tolokónnikova, Irina Jrunova,
explicó que su cliente en ningún momento, ha entrado en conflicto con la
dirección de la prisión.
"Tras su liberación tiene intención
de continuar sus estudios. Necesita a su hija. La echa de menos.
Conseguirá un trabajo. Tiene muchas ofertas", señaló la letrada.
Algunos de los más destacados defensores de los derechos humanos
rusos, escritores, periodistas y actores escribieron una carta al juez
en la que solicitan la inmediata liberación de la joven.
Tanto
Tolokónnikova como su compañera María Aliójina, que fue ingresada en
una prisión de la ciudad de Perm (Urales), habían solicitado cumplir sus
penas en la región de Moscú para poder estar más cerca de sus hijos.
Ambas mantienen su inocencia e insisten en que su acción en la
Catedral de Cristo Salvador de Moscú tenía fines políticos y no estaba
dirigida contra los creyentes ortodoxos.
Recientemente, la
Justicia rusa rechazó el recurso de casación contra la condena de tres
de las integrantes del grupo Pussy Riot, que fueron condenadas en agosto
del pasado año por "gamberrismo motivado por odio religioso".
La tercera integrante del grupo, Yekaterina Samutsévich, fue puesta en libertad condicional dos meses después de la condena.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha respaldado en varias ocasiones
la pena de cárcel, mientras el primer ministro, Dmitri Medvédev,
considera que las jóvenes ya han pagado con creces su culpa.
El 21 de febrero de 2012 cinco jóvenes encapuchadas del grupo Pussy Riot
escenificaron en la catedral durante menos de un minuto la plegaria
punk que alcanzó una gran popularidad en Youtube tras la difusión un
vídeo.
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