Puso en tela de juicio la utilidad del
proceso negociador "que lleva casi 20 años sin resultados" a la vez que
tildó de ajena a la legislación internacional la postura de "poneros
vosotros mismos de acuerdo y nosotros apoyaremos vuestra decisión".
"Si pudiéramos llegar a un compromiso por nuestros propios medios no
habríamos tenido la necesidad de recurrir a la ayuda exterior", aseguró.
Bakú ha amenazado en varias ocasiones con una nueva guerra a Ereván
si no se producen avances en la disputa territorial, que ya desencadenó
un conflicto armado entre ambos países caucásicos en 1991.
El
conflicto se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, cuando Nagorno
(alto) Karabaj pidió su incorporación a Armenia, tras lo cual estalló
una cruenta guerra entre armenios y azerbaiyanos que se prolongó de 1991
a 1994 y en la que murieron más de 25.000 personas.
Los
dirigentes de Armenia y Azerbaiyán se reunieron en varias ocasiones en
los últimos tiempos con mediación de Rusia para tratar de resolver el
conflicto.
Sin embargo, las diferencias entre ambas partes
siguen siendo muy grandes, ya que Azerbaiyán exige la retirada
incondicional de las tropas armenias y su sustitución por fuerzas de
pacificación, para conceder una amplia autonomía al Alto Karabaj.
Por su parte, Armenia defiende el derecho a la autodeterminación del
territorio y vincula su estatus definitivo a la celebración de un
referéndum interno, que no incluiría a los desplazados azerbaiyanos.
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