Prusenkova destaca que "Nóvaya Gazeta", que
fue fundada por una treintena de redactores que abandonaron
"Komsomólskaya Pravda" cuando esa histórica cabecera decidió
transformarse en un tabloide, "conserva el espíritu libre de hace 20
años".
"Hemos pagado un alto precio. En estos años han sido
asesinados cinco periodistas y uno de nuestros abogados. Sea como sea,
no recuerdo ninguna ocasión en que dejáramos de publicar algo para no
perjudicar a alguien o porque nos lo hubieran pedido", dijo.
Prusenkova recuerda que durante este tiempo el periódico sufrió
marginación, presiones políticas, amenazas y congelación de cuentas,
pero el peor momento fue el asesinato en 2006 de Politkóvskaya.
"Entonces, el director, Dmitri Murátov, dijo que, en su opinión, había
que cerrar el periódico. Pero los redactores se reunieron y decidieron
que no teníamos derecho a traicionar a los lectores y a la gente a la
que hemos ayudado con nuestros reportajes de investigación", señala.
"Nóvaya Gazeta", cuyo primer número salió un 1 de abril de 1993, es
"el último lugar al que pueden recurrir, cuando los órganos e
instituciones correspondientes no responden a sus peticiones de ayuda",
indica.
"Solemos tener problema con la publicidad, ya que
todos quieren que les relacionen con noticias positivas y nosotros no
publicamos mucha información positiva. No podemos ocultar lo que ocurre.
Y la realidad es que el Kremlin no da muchos motivo para la alabanza",
comentó.
En todo caso, niega que "Nóvaya Gazeta", que ha
labrado su fama por sus reportajes de investigación sobre corrupción,
abusos de poder y violación de los derechos humanos en el Cáucaso Norte,
se considere "una publicación opositora", como es definida en muchas
ocasiones en Occidente.
"Negamos el calificativo de opositor,
ya que ni pertenecemos a nadie ni estamos relacionados con grupos o
partidos de oposición", señaló.
En el plano informativo,
Prusenkova destaca que durante sus dos primeros mandatos presidenciales
(2000-2008), Vladímir Putin "se comportó como si no existiéramos".
"No respondían a nuestras preguntas, nunca nos acreditaban a las
ruedas de prensa. Todo cambió radicalmente con la llegada al Kremlin de
Dmitri Medvédev. Y la inercia se mantiene desde que Putin regresó" en
mayo de 2012, subraya.
El 51 por ciento de las acciones del
periódico pertenecen a sus trabajadores; un 39 por ciento al empresario
Alexander Lébedev, y el restante 10 por ciento está en manos del último
dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov.
"Nóvaya Gazeta" tiene
una tirada de unos 270.000 ejemplares, sale tres veces a la semana y se
publica en diez ciudades rusas y en otros tres países (Alemania, Israel y
Kazajistán).
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