Al mismo tiempo, Moscú entiende que el
régimen de visados que restringe la movilidad de turistas y empresarios
entre los dos gigantes del continente europeo son el principal obstáculo
entre Rusia y la UE.
El presidente de la Comisión Europea,
José Manuel Durao Barroso, pidió al llegar a Moscú agilizar antes del
final del año el consenso sobre el nuevo acuerdo marco que tenga en
cuenta las actuales relaciones, entre otras cosas, en materia energética
y comercial, como paso previo para eliminar los visados.
Pero
de hecho, la falta de renovación del acuerdo de cooperación y
asociación que ya ha cumplido la mayoría de edad tras ser firmado en
1995, el régimen de visados y otros temas polémicos como la energía y
los derechos humanos se erigen en una barrera casi infranqueable en las
relaciones ruso-europeas.
Reunión tras reunión y cumbre tras
cumbre los resultados son mínimos: Moscú insiste en eliminar los
visados, mientras Bruselas asiente y pide condiciones no ya para
extinguirlos, sino para simplificar el régimen en el que se expiden a
los rusos.
"Estoy absolutamente convencido de que (los
visados) son el principal obstáculo en las relaciones entre Rusia y UE",
dijo Medvédev en la rueda de prensa conjunta con Barroso.
El
presidente de la Comisión respondió que este objetivo no se puede
"lograr mañana" y añadió que en la actualidad se trabaja en un renovado
acuerdo para simplificar el régimen de visados.
Para Medvédev,
los visados son "nuestra Cartago que debe ser destruida", el mayor
freno en las relaciones bilaterales, más que "la energía, cualquier
cuestión sobre el marco legal o discusiones sobre temas comerciales".
"Los visados son algo que debe ser eliminado de todas maneras si
queremos establecer una cooperación estratégica", recalcó el jefe del
Ejecutivo ruso.
Barroso, tras decir que Rusia y la UE "están
cerca de alcanzar un acuerdo", precisó que "ahora es importante crear
las condiciones oportunas para concluir las negociaciones".
"Hay que resolver diversos asuntos antes de que los Estados miembros de
la UE den luz verde y permitan simplificar el régimen de visados",
explicó.
El líder europeo aseguró que él y toda Europa son
partidarios "de introducir el régimen sin visados", pero a renglón
seguido esgrimió "diversos asuntos" que deben ser arreglados, "aspectos
técnicos" y "condiciones necesarias para concluir la negociación".
"A mí me gustaría que el régimen fuera aprobado hoy mismo. Es un
sueño, el libre movimiento para ciudadanos de Rusia y la UE, y de las
mercancías desde Lisboa hasta Vladivostok", subrayó al mismo tiempo el
político europeo.
Rusia, sin embargo, deberá darse mucha prisa
para que el sueño de Barroso se convierta en realidad antes del plazo
que se ha marcado Moscú: febrero de 2014.
"No tengo la
sensación de estar en un atolladero, pero Rusia querría que ese
movimiento fuera mucho más rápido, para que las restricciones de visados
fueran eliminadas antes de las Olimpiadas de Sochi (2014), o sea, en un
plazo corto", deseó el jefe del Gobierno ruso.
Aunque el
primer ministro ruso asegura que entiende la dificultad de la Unión
Europea para avanzar con más agilidad en este tema.
"Entendemos que no todo depende de la postura de la Comisión Europea y
es necesario que cada uno de los 27 Estados (de la Unión) tome la
respectiva decisión", señaló.
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