Las relaciones diplomáticas entre ambos
países comenzaron en 1555 cuando, tras la muerte de Enrique VIII -de la
dinastía de los Tudor-, se creó la "Compañía Moscovita", una
organización inglesa que monopolizó el comercio entre ambos países hasta
1698.
Para garantizar las buenas relaciones económicas en
Rusia, los inversores presentaron regalos al zar que servían para
predisponer al buen humor de los encargados de hacer negocios, una
práctica habitual que la exposición recorre hasta el final del reinado
de Carlos II de Inglaterra en 1685.
En la muestra pueden verse
retratos de las principales figuras de la época, entre monarcas,
diplomáticos, ricos mercaderes y cortesanos que rara vez son expuestos,
como es el caso de un retrato de la reina Isabel I de Inglaterra, uno de
los principales reclamos.
Junto a ella se exhiben también 20
piezas de plata británica y francesa entregadas a los zares Iván IV y
Alejandro I que se conservaban en la Armería del Kremlin, después de que
el resto de piezas acuñadas fueran fundidas para financiar la Guerra
Civil Inglesa (1642-1645).
Además de negocios, los obsequios
también tenían como objetivo favorecer las relaciones políticas, como
las perseguidas por el zar Iván IV, que pidió al comerciante de la
Compañía Moscovita Anthony Jenkinson que investigara las posibilidades
de matrimonio con Isabel I, sin resultados.
De esta reina era
frecuente recibir regalos textiles, como capas ricas en bordados
destinadas a los hombres que eran muy apreciadas por la soberana, y de
la que puede verse un ejemplo en la muestra.
Otros detalles
podían ser pequeños retratos, guantes e incluso una colonia de
pelícanos, un regalo histórico del embajador ruso en Londres al rey
Carlos II en 1662, que los emplazó en St James Park, donde hoy continúan
chapoteando sus descendientes frente al Palacio de Buckingham.
El recibimiento a los embajadores era un gran espectáculo en las
cortes de la época, como recoge una de las pinturas de la exposición,
que retrata la llegada del embajador español ante el rey inglés Carlos
II.
Las buenas relaciones entre ambos estados se malograron
tras la ejecución del rey Carlos I en 1649, que supuso el fin de la
monarquía inglesa hasta el regreso de su hijo, Carlos II, al trono en
1660, momento en que la diplomacia entre Rusia e Inglaterra vuelve a
iniciarse.
La exposición, que permanecerá abierta hasta el 14
de julio, coincide con el 400 aniversario de la dinastía rusa de los
Romanov y forma parte de un programa de intercambios entre los museos
Victoria y Alberto y la Armería del Kremlin, en Moscú.
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