La ley prohíbe fumar a partir del 1 de junio
próximo en instituciones educativas, centros de salud, edificios
estatales, lugares de trabajo y el transporte público.
Dicha
iniciativa aprobada en un país, que ocupa uno de los primeros lugares en
el mundo por el consumo de tabaco, ha dividido la sociedad en dos.
Según una encuesta del centro de estudios de opinión pública VTSIOM,
un 49 % de la población rusa se opone a la norma por ser "demasiado
dura", mientras un 45 % se pronuncia a favor de ella.
Un 47 % de los encuestados cree que las restricciones tendrán efecto y un 46 % se muestra pesimista al respecto.
"Conforme a nuestras estimaciones, la realización de todas las
medidas (que abarca la ley) permitiría evitar entre 150.000 y 200.000
muertes vinculadas con el tabaquismo al año", afirmó el portavoz de
Ministerio de Sanidad, Oleg Salagái, citado por la agencia Interfax.
Mientras, otra fuente de esa cartera pronosticó que en el transcurso
de los próximos 10-15 años el número de fumadores en Rusia se reducirá a
la mitad.
El jefe del Servicio Epidemiológico de Rusia,
Guennadi Oníschenko, que cifró en más de un 60 % a los hombres y en más
del 20 % a las mujeres que fuman, aseguró que 400.000 rusos mueren cada
año por afecciones relacionadas con el tabaquismo.
Criticó a
la "mafia del tabaco" por intentar manipular a la opinión pública contra
la nueva ley, cuyos efectos, según los expertos, sólo se notarán dentro
de entre 5 y 7 años.
"El volumen de producción, 400.000
millones de cigarrillos al año, es una cifra desorbitada para Rusia. Por
cierto, los cigarrillos se producen a partir de una materia prima
desconocida", señaló.
Mientras, los críticos de la nueva ley
llamaron a respetar también los derechos de los fumadores y no
convertirlos en chivos expiatorios de los problemas sanitarios
nacionales.
En concreto, llamaron a tener en cuenta las
condiciones climatológicas de Rusia, ya que obligar a salir a fumar al
aire libre a un trabajador puede disparar las enfermedades respiratorias
durante el invierno, conocido por su crudeza.
La ley aprobada
el pasado 12 de febrero unánimemente en tercera lectura por la Cámara
baja del Parlamento ruso prohíbe fumar en escuelas y universidades,
instituciones culturales y juveniles, patios infantiles, instalaciones
deportivas, edificios que alberguen órganos estatales y hospitales.
En cuanto a las oficinas y lugares de trabajo, sólo se permitirá
fumar en lugares especialmente habilitados para ello, pero no en los
ascensores o escaleras.
Tampoco se podrá fumar en el
metropolitano, las estaciones de transporte, aeropuertos, paradas de
autobús, trolebús y tranvía, y gasolineras, pero sí en coches
particulares.
La ley estipula que un año más tarde, desde el 1
de junio de 2014, tampoco se podrá consumir tabaco en restaurantes,
cafés, hoteles, tiendas, centros comerciales, aviones, y trenes y barcos
de largo recorrido.
Además, se prohibirá a las tabacaleras
patrocinar loterías y festivales y quedará totalmente proscrita toda
publicidad del tabaco, inclusive en internet.
Con la entrada
en vigor de la ley antitabaco, Rusia cumplirá con el compromiso con la
Organización Mundial de Salud (OMS) al que se adhirió en enero de 2008 y
que estipula una prohibición total de la publicidad del tabaco en un
plazo de cinco años desde su ratificación.
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