El Gobierno, de quien partió la iniciativa,
explicó que hasta ahora en Rusia funcionaban filiales, subsidiarias y
representaciones de bancos foráneos.
La diferencia radica en
que las filiales no entran dentro de la jurisdicción rusa, por lo que no
están bajo el control de los órganos reguladores y no deben rendir
cuentas ante el Banco de Rusia.
El Ejecutivo considera que tal
situación amenazaba la competitividad de los bancos rusos, cuando el
país acaba de ingresar en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
"La creación de filiales de bancos extranjeros en la actual etapa de
desarrollo del sistema bancario es prematura", apunta el Gobierno, quien
matiza que esta restricción fue acordada durante el proceso de
integración en la OMC.
Las autoridades han reconocido que uno
de los principales problemas de la economía rusa durante los últimos
años ha sido la fuga de capitales, que rebasó los 60.000 millones de
dólares en 2012.
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