Tras el encuentro con la jefa de Estado,
Medvédev será recibido por el vicepresidente brasileño, Michel Temer,
con quien encabezará la VI Asamblea del Comité de Cooperación
Ruso-Brasileña, que tratará sobre diversos asuntos de cooperación en
comercio, inversiones, ciencia, energía, educación y defensa.
Esa comisión bilateral hará un amplio repaso del estado de las
relaciones y discutirá alternativas para reforzarlas sobre todo en lo
comercial, que interesa a ambos países, dos de las economías emergentes
más importantes del mundo que empiezan a sentir los efectos de la crisis
financiera global.
La mayor posibilidad de nuevos negocios se
encuentra en el área de defensa, en la que las relaciones se han
fortalecido con unos acuerdos de cooperación firmados por ambos países
durante una visita que Rousseff hizo a Moscú en diciembre pasado.
Brasil ya ha manifestado interés en adquirir cinco baterías de
misiles antiaéreos rusos, que según dijo el general José Carlos De
Nardi, jefe del Estado Mayor Conjunto, serían tres del tipo Pantsir S1 y
dos del Igla.
Esa operación implicaría una transferencia de
tecnología que Brasil exige en todas sus adquisiciones de equipamiento
bélico y que ya ha sido aceptada por Rusia, explicó la semana pasada el
general De Nardi, quien dio a entender que el acuerdo final sólo depende
de una negociación de "precios", sobre los que nada se ha dicho.
Según fuentes del mercado militar, cada una de esas baterías, con
vehículos auxiliares y armamento completo, que supone una dotación de
misiles tierra-aire y cañones de 30 milímetros, tiene un coste calculado
en unos 35 millones de dólares.
Brasil, por su parte, tiene
negociaciones avanzadas para la venta de unos radares fabricados por la
empresa Mectron, una subsidiaria de la compañía Odebrecht Defensa y
Tecnología, que pudieran equipar a los cazabombarderos rusos Yak-130A,
con los que ya cuentan las fuerzas aéreas de Argelia, Bangladesh,
Bielorrusia y Mongolia.
Esos aviones son fabricados por la
empresa Irkut y son similares a los cazabombarderos y aviones de
entrenamiento producidos por la firma brasileña Embraer, que son
equipados con los radares Scipio-01 de la compañía Mectron.
Los radares, según la empresa brasileña, pueden identificar entre cuatro
y ocho objetivos al mismo tiempo y detectar blancos de cinco metros
cuadrados situados a 32 kilómetros de distancia en el espacio aéreo y de
100 metros cuadrados a 80 kilómetros en tierra.
Tras su
visita a Brasil, Medvédev viajará hacia La Habana, donde se reunirá con
el presidente cubano, Raúl Castro, con el interés centrado en reforzar
los intercambios comerciales bilaterales.
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