Y mientras una ola de frío polar recorría la
antigua república soviética, su Gobierno anunciaba ya en enero de 2012
una drástica reducción de la importación del gas ruso ante la práctica
imposibilidad de pagar por éste unos precios que siempre han denunciado
como abusivos.
Respondía entonces Gazprom, el monopolio
estatal ruso que vende el gas a su homóloga ucraniana Naftogaz, que ésta
tendría que abonar en cualquier caso el coste del volumen mínimo
establecido por contrato sin importar la cantidad del combustible azul
que recogiera del gasoducto que recorre su territorio camino a Europa.
Así lo establece el polémico contrato firmado en 2009 entre la
entonces primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko y el entonces jefe
de Gobierno ruso, Vladímir Putin, un documento que le costó una condena a
siete años de cárcel por abuso de poder a la política ucraniana, en la
oposición desde 2010.
Dicho contrato, en vigor hasta 2019,
obliga que Naftogaz pague anualmente por un mínimo de 41.600 millones de
metros cúbicos de gas aunque haya importado menos debido a una cláusula
del acuerdo denominada como "coge o paga" (take or pay, en inglés).
Pasado un año desde que Kiev tomara la arriesgada decisión de no
cumplir con la cláusula "coge o paga" y después de importar en 2012 un
26,5 por ciento menos de gas que el año anterior, casi 9.000 millones de
metros cúbicos menos del mínimo acordado en 2009, ha llegado la hora
abonar las facturas.
El monopolio ruso reclama a Naftogaz
7.000 millones de dólares por el gas que no ha recogido la gasística
ucraniana, mientras que en Kiev insisten en que ya han pagado todo el
combustible importado el año pasado.
El pasado jueves, el
ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Leonid Kozara, declaró en
Bruselas que Ucrania no reconoce como deuda soberana la cantidad
reclamada por Gazprom y agregó que las diferencias deben ser resueltas
en la mesa de negociaciones.
A su vez, el embajador de Rusia
en Ucrania, Mijail Zurábov, aseguró ayer que la factura del consorcio
ruso debe ser entendida como "una señal para la búsqueda de un
compromiso" entre las partes.
Mientras tanto, expertos
ucranianos consideran que Naftogaz guarda un as en la manga que podría
usar en un eventual pleito en el Arbitraje de Estocolmo en caso de que
las partes no lleguen al compromiso.
Mijail Goncharov, experto
en seguridad energética, y Maxima Alínova, especialista en derecho
internacional, han señalado a la edición digital ZN.UA que Gazprom
también ha incumplido una cláusula del contrato, la referida al volumen
mínimo de tránsito de gas ruso hacia Europa, por el que Ucrania ingresa
un porcentaje.
Según Goncharov y Alínova, Rusia debe
transportar por el gasoducto ucraniano un mínimo de 110.000 millones de
metros cúbicos al año, obligación que ha incumplido el año pasado.
Ucrania, que ha llegado a controlar dos tercios de todo el tránsito
del gas ruso a Europa, ha perdido casi la mitad de este volumen en
apenas unos años, según la Agencia de Información del Gas rusa.
La puesta en marcha del gasoducto Nord Stream, que une Rusia con el
norte de Europa a través del fondo del mar Báltico y el incremento del
gas transportado por el gasoducto Yamal-Europa han hecho que Ucrania
perdiera su ventaja estratégica en poco más de un año.
La
puntilla al 2012 la dio el presidente ruso en un acto más que simbólico
para enterrar el histórico papel de Ucrania en el suministro del gas
ruso a Europa: el inicio a la obra del gasoducto South Stream, de 2.400
kilómetros, que unirá Rusia con los países del sur europeo a través del
mar Negro.
Gracias a Nord Stream Rusia tiene capacidad para
abastecer el norte de Europa con 55.000 millones de metros cúbicos de
gas sin pasar por Ucrania, mientras que el South Stream podrá bombear
hasta 63.000 millones de metros cúbicos a los países del sur de Europa.
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