El PCU reacciona así al acuerdo firmado el
pasado 24 de enero en el Foro Económico de Davos (Suiza) entre la
anglo-holandesa Shell y la ucraniana Nadra Yuzóvskaya para la
explotación de un yacimiento de gas de esquisto que se extiende por dos
regiones orientales del país, Dónetsk y Járkov.
Los
comunistas, que apoyaron con sus votos la reciente investidura del nuevo
Gobierno ucraniano, salido de las elecciones parlamentarias del pasado
mes de octubre, exigirán la celebración de referendos locales en las
regiones afectadas por el proyecto.
"Estamos recogiendo firmas
para celebrar referendos locales. En las regiones (afectadas) viven
ciudadanos que pueden hallarse en zonas de riesgo de catástrofe
ecológica, y deben dar su visto bueno a semejantes proyectos", dijo
Simonenko.
El líder del PCU recordó que varios países europeos
han paralizado proyectos similares ante la oposición de su opinión
pública, preocupada por el posible peligro para el medio ambiente de las
técnicas de extracción de gas de esquisto.
Los comunistas,
que tienen su principal granero de votos en las regiones rusohablantes y
que son precisamente las situadas en el este de la antigua república
soviética, insisten en que Ucrania debe ingresar en la Unión Aduanera
formada por Rusia, Bielorrusia y Kazajistán para resolver sus problemas
energéticos.
"Hay que prestar mucha atención a la cooperación
con Rusia tanto en el ámbito del gas como en otros sectores. Hoy debemos
tomar la urgente decisión de ingresar en la Unión Aduanera", apuntó
Simonenko.
Mientras, Kiev se resiste a dar el sí a la Unión
Aduanera patrocinada por Rusia y prefiere dirigir su mirada a una futura
integración en la Unión Europea, que ha dejado claro que no recibirá a
Ucrania en su seno si el país opta por el acercamiento a Moscú.
Bruselas exige que ponga en libertad a la encarcelada ex primera
ministra Yulia Timoshenko para abrirle la puerta a la aprobación de un
tratado de cooperación, negociado ya desde hace más de un año.
Moscú, mientras tanto, juega la carta del gas por el que Kiev paga en
la actualidad sumas de dinero inasumibles para su economía en virtud de
un acuerdo firmado en 2009 por Timoshenko.
La condición del
Kremlin para rebajar las tarifas del gas a Ucrania es que la antigua
"república hermana" dentro de la URSS entre en la Unión Aduanera.
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