Mientras, en San Petersburgo el microbús con
las imágenes del dictador será gratuito y enlazará mañana la céntrica
avenida Nevski con la isla Vasílievski, explicó Alexéi Rérij,
coordinador de la acción "El autobús de la victoria".
Las
autoridades de San Petersburgo aseguran que la iniciativa no ha obtenido
el respaldo oficial, ya que la publicidad en el transporte privado no
exige autorización del Ayuntamiento.
En Chitá, ciudad
siberiana cercana a la frontera con China, sus residentes también podrán
desplazarse en uno o dos "stalinobuses" durante los festejos de mañana.
La iniciativa, que ya fue muy criticada en el pasado por los
defensores de los derechos humanos y la oposición liberal, ha sido
apoyada económicamente por varias organizaciones patrióticas y de
izquierda, como el Partido Comunista de Rusia.
Los
organizadores de los "stalinobuses" quieren destacar el papel crucial de
Stalin en el logro de la victoria sobre los alemanes en la Segunda
Guerra Mundial, lo que consideran un acto de "justicia histórica".
Mientras, el jefe del Consejo de Derechos Humanos, adjunto al
Kremlin, Mijaíl Fedótov, calificó en el pasado de "ilegal" y
"provocación política" la campaña que, añadió, únicamente contribuirá a
dividir a la sociedad rusa.
La oposición liberal considera que
el Estado ruso debería prohibir por ley la simbología soviética en
lugares públicos, órganos oficiales, despachos de funcionarios, en la
policía, las Fuerzas Armadas y las celebraciones estatales".
Los comunistas rusos consideran "ridículo" obviar el papel de Stalin en
la victoria del Ejército Rojo sobre Hitler, mientras los liberales
recuerdan que Stalin se repartió Europa con Berlín al firmar el tratado
de no agresión Mólotov-Ribbentrop (1939).
La decisión de las
autoridades de Volgogrado de recuperar para las efemérides el nombre de
Stalingrado también causó ayer una gran controversia.
"Soy
decididamente contrario a esa decisión. Con el mismo éxito, se pueden
recuperar los nombres de Beria, Yezhov y otros asesinos. Esto es un
ultraje para los caídos en la antaño Stalingrado", dijo Vladímir Lukín,
Defensor del Pueblo ruso, a la agencia Interfax.
En la misma
línea, el presidente del partido socialdemócrata Rusia Justa, Nikolái
Lévichev, calificó la decisión de "síndrome de Estocolmo a nivel
estatal".
"Renombrar de nuevo, aunque sea provisionalmente,
una maravillosa ciudad en honor a un sangriento tirano que exterminó a
millones de sus propios ciudadanos es una ofensa", aseguró.
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