Eshankulov, que había sido condenado en
noviembre pasado a un año de cárcel por robo y se encontraba en
Matrósskaya Tishiná desde el 26 de julio de 2012, murió de una
insuficiencia cardíaca, según los primeros diagnósticos de los médicos.
"En el lugar se han personado representantes de las fuerzas de
seguridad. En estos momentos, en relación con este caso de están
realizando las oportunas comprobaciones", agregó.
El Comité de
Instrucción de Rusia han abierto una investigación sobre las
circunstancias de la muerte del preso, según la agencia oficial
RIA-Nóvosti.
Esta semana el Servicio de Instituciones
Penitenciarias de Rusia informó de que un total de 44 personas murieron
el pasado año en las prisiones preventivas de Moscú, 27 por enfermedad y
17 por "causas externas".
El jefe de servicios
penitenciarios, Anatoli Tijomírov, recordó que otros 46 presos murieron
en la capital rusa en 2011 y explicó que las cárceles moscovitas han
sido dotadas el año pasado con equipos médicos por valor de 5 millones
de rublos (160.000 dólares).
Por otra parte, Tijomírov lamentó que la población penal en las cárceles de Moscú supera en al menos el 8 % su capacidad.
"Lamentablemente, las medidas tomadas no han sido suficientes para
reducir el número de preventivos, imputados y (presos) sentenciados que
están en las prisiones de Moscú. Desde abril de 2012 hemos superado el
límite de población carcelaria", apuntó.
A 1 de enero de este
año, 9.300 personas se encuentran en distintos regímenes de privación de
libertad en los penales de Moscú, cuando su capacidad máxima es para
8.600.
El Comité de Instrucción ha reconocido que la ausencia
de diagnóstico fue lo que causó la muerte en prisión preventiva de
Magnitski, ya que éste no recibió el tratamiento médico adecuado.
Tanto el Parlamento Europeo como los activistas pro derechos humanos
consideran que las fuerzas de seguridad rusas le detuvieron y,
posteriormente, le denegaron cuidados médicos para silenciar sus
denuncias de corrupción policial.
Esta opinión no es
compartida por el presidente ruso, Vladímir Putin, quien aseguró en
diciembre: "No le torturó nadie, murió de un ataque al corazón. Si le
ofrecieron asistencia médica a tiempo o ni siquiera se la dieron, eso es
materia de investigación".
Este caso ha provocado un
deterioro de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, que aprobó el
"Acta Magnitski" que abre la posibilidad a la creación de una lista
negra con los funcionarios rusos implicados en la muerte del abogado.
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