El letrado explicó que en los próximos días
la Justicia holandesa debía estudiar el recurso presentado por Dolmátov
contra el rechazo a concederle el asilo político.
Un portavoz
de la embajada rusa en Holanda confirmó a la agencia Interfax el
suicidio del opositor e informó de que está en contacto permanente con
las autoridades locales para repatriar el cadáver.
Mientras,
Alexandr Averin, uno de los líderes del movimiento opositor La Otra
Rusia, al que pertenecía Dolmátov, reconoció que durante los últimos
días su compañero "estaba deprimido".
"Lamentamos lo ocurrido. Conocíamos a Sasha (diminutivo de Alexandr) desde hace muchos años. Era un buen chico", dijo.
El líder del movimiento, el escritor Eduard Limónov, uno de los
dirigentes opositores más críticos con el Kremlin, indicó que los
colegas de Dolmátov no están seguros si éste murió en un centro para
refugiados o en una cárcel.
Dolmátov, especialista en una
empresa de la industria de defensa que fue detenido el 6 de mayo durante
una manifestación autorizada en el centro de Moscú, abandonó el país en
junio después de que su vivienda fuera registrada.
"Fue
obligado a marcharse de Rusia. Dolmátov era un activo participante en
las acciones de protesta entre las elecciones parlamentarias y
presidenciales", recordó Averin.
En noviembre pasado, el
opositor Maxim Luzianin fue condenado a cuatro años y medio de cárcel
por enfrentarse a la policía durante una manifestación que se celebró en
vísperas de la investidura de Vladímir Putin como presidente ruso, en
mayo.
Por el momento, Luzianin es el único condenado en el
proceso abierto contra varios de los manifestantes detenidos en los
enfrentamientos ocurridos en la plaza Bolótnaya.
En esos
choques, en los que cerca de medio millar de personas fueron detenidas,
una treintena de manifestantes y otro tanto de policías resultaron
heridos.
En total, el Comité de Instrucción ha incoado
procesos penales contra 18 manifestantes, en lo que la oposición y los
defensores de los derechos humanos consideran un proceso políticamente
motivado.
Rusia fue escenario a finales de 2011 y durante la
primera mitad de 2012 de las mayores protestas antigubernamentales desde
la caída de la Unión Soviética en 1991, tras lo que Putin promulgó
varias leyes controvertidas que, según la oposición, limitan la libertad
de manifestación y expresión
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