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El apogeo del palacio Arjánguelskoye llegó a principios del siglo XIX con el príncipe Nikolái Yusúpov, quien no lo necesitaba para sacar beneficios ni como residencia, sino como un lugar en el que exponer su colección de arte única: pinturas, esculturas y objetos de arte decorativo y aplicado.
Las colecciones de Yusúpov han pasado a formar parte del Hermitage y del Museo Estatal Pushkin de Bellas Artes. Pero incluso a pesar de que muchas pinturas y esculturas fueron trasladadas a esos museos en los años 30, el palacio Arjánguelskoye sigue contando con muchas obras de arte. Los palacios eran propiedad de las clases acomodadas de Rusia, y la familia Yusúpov era la más rica del país, incluso más rica que la familia del zar.
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