Hoy el arte de Valeri Guerguiev es demandado por todo el mundo. Un increíble director cuyos compromisos superan ampliamente los límites de sus colegas, un buen músico, escrupuloso y sensible a la hora de armar un vasto lienzo operístico o una miniatura orquestal, un director de talento que en los movidos años 90 elevó el teatro Mariinski al puesto que ocupa hoy en día entre las mejores casas de ópera y un activista social y mecenas de las artes, Valeri Guerguiev se encuentra entre los personajes más importantes que sirven al arte ruso en su faceta más estética.
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