Las 10 islas desiertas más bellas de Rusia

En el extenso territorio de Rusia sigue habiendo paraísos naturales casi vírgenes y con muy poco turismo. Descubre algunos de los lugares más recónditos del país más grande del mundo.

La isla Champ es una de las más remotas y misteriosas del Ártico ruso. Forma parte del archipiélago de Francisco José. Esta isla de 374 kilómetros cuadrados resulta fascinante tanto por sus austeros paisajes de tundra como por sus enigmáticas esferas de roca diseminadas al azar por todo su territorio. Los científicos han sido capaces aún de proporcionar una explicación precisa a este extraño fenómeno natural, lo que ha dado lugar a extravagantes teorías de todo tipo, incluyendo influencia extraterrestre.

Con sus abruptos picos de 300 metros y su forma cónica, la isla Ioni, en el frío mar de Ojotsk, no se parece mucho al lugar que soñaría alguien que quiere retirarse y vivir en paz. Sin embargo, los aventureros disfrutarán de la naturaleza virgen de este trozo de tierra de 1,5 kilómetros cuadrados, situado a 230 km al noroeste de la costa. La estación metereológica automática, una colonia de aves y una maravilloso lugar de cría de leones marinos son sus principales atracciones.

La isla Jmélniki, en el Volga Alto, puede presumir de ser la isla a la venta más atractiva de Rusia, según la edición rusa de Forbes. Con un precio de 40 millones de rublos (600.000 dólares), la isla, situada a 350 km al noreste de Moscú, puede ser una gran oportunidad para los amantes de la pesca. Uno de los mayores criaderos del Volga está muy cerca, según afirman los pescadores locales.

Oso polar cerca del campamento científico soviético del archipiélago de Sévernaia Zemlia en 1972.

A no ser que seas un apasionado amante del permafrost, no hay ninguna posibilidad de que la isla Mali Taimur, en el mar de Láptev, te llegue a atraer lo más mínimo. Incluso si te diriges a la isla para contemplar los líquenes y musgos endémicos, deberás enfrentarte al hecho de que su accidentada superficie está cubierta de hielo la mayor parte del tiempo. Pero, paradójicamente, esta tierra yerma, descubierta en 1913, llevó originariamente el nombre del zarévich Alejo, el hijo del zar Nicolás II.

La mayor parte de las islas Kuriles, en el Lejano Oriente ruso, están deshabitadas. La isla volcánica de Matua es una de las más curiosas. En otro tiempo, fue una base militar japonesa y fue entregada a la URSS tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Cuando el Ejército ruso dejó Matua en 2001, la isla se abrió al turismo. Los viajeros que logren aventurarse en su territorio verán los restos de su tormentoso pasado: búnkers abandonados, trincheras y refugios antibomba.

Furugelm, la isla más al sur de Rusia, no es un paraíso costero a pesar de su situación. Pero este rocoso territorio, 110 km al suroeste de Vladivostok, es un paraíso para ornitólogos y buceadores.

Las Islas Habomail no habrían tenido demasiada relevancia de no ser por la disputa territorial con Japón. Se trata de un conjunto de islotes llanos, deshabitados en su mayoría excepto por un puesto fronterizo ruso. El grupo de islas del Shishki es, quizá, el más pintoresco. Se trata de cuatro rocas de extraño aspecto, que en origen se denominaron Shashki (el juego de damas), por su característica forma observadas desde el aire. Pero, debido al error de un cartógrafo, su nombre finalmente significa “piñas de pino” (shishki).

Escarpados riscos, hierba verde esmeralda, playas de arenas negras... La isla de Moneron, en el Lejano Oriente ruso, es belleza pura. Ha sido uno de los sitios remotos con más tirón turístico en Rusia desde que este islote se convirtió en un parque marítimo en 2008.

La isla Tiuleni, en el mar Caspio, es el escenario ideal para una película de terror. Las ruinas de una escuela, restos de unos astilleros, un cementerio abandonado y un faro se ciernen sobre la estepa negra. Solían haber un pueblo en la isla, situada a 47 km de la costa de Daguestán, pero en los años 50 la aldea desapareció, por alguna razón desconocida. La explicación más razonable es que se produjo una enorme inundación.

Las islas Ushkan son la joya de la corona de la naturaleza del lago Baikal y una cita obligada para todos los amantes de los animales. El archipiélago es el hábitat de la poco común foca del Baikal.

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