El proyecto en el que estamos participando se llama
Un Día en las Fuerzas Espaciales de Rusia. Se trata de un proyecto comercial que cuesta alrededor de 500 dólares a cada participante. Pero antes hay que pasar un test psicológico para probar el aguante mental. Al que no sea capaz de superarlo le devuelven el dinero y abandona el grupo.
A pesar de ello había un auténtico freak en nuestro grupo – siempre hay uno, bien sea el Ejército o un programa de entrenamiento. Se llamaba Piotr y tenía el apodo de "Berserk", ya que cada vez que entrenaba con alguien rugía como un auténtico orco de
El Señor de los Anillos. Afirmaba que su anterior tutor militar en San Petersburgo le enseño primeros auxilio cortando su propia pierna con un cuchillo, para luego cosérsela él mismo...
Aquí estaba yo, hombro con hombro con este señor, preguntándome si alguien iba a recibir un tiro en la cabeza en el momento que agarrase una pistola.
No fue un tiro lo que atrajo nuestra atención sino un grito: "¡Corred, corred! Tenéis dos minutos hasta el entrenamiento de combate, señoritas!", nos gritaron los oficiales.
Salimos rápidamente del autobús y fuimos a un campo recién cortado en donde nos esperaba un auténtico boina roja, un oficial de la Guardia Nacional de Rusia. "El entrenamiento que vais a hacer no es tan duro como el que hace cada día los boinas rojas. Correréis a través del bosque 8 km en vez de 12. En el Ejército los soldados dejan de luchar cuando pierden el conocimiento, solo dejan de disparar el AK-47 cuando sus brazos están tan cansados que no pueden levantar los rifles", afirma.
El grupo permanece quieto. Nadie interrumpe al duro soldado de ojos fríos, como los de un asesino bien entrenado.
"Tú eres tu mayor enemigo. Nadie más. No tendrás que luchar con el hombre que está a tu lado, tampoco con el instructor sino con tus miedos y creencias de que no eres capaz de hacer algo", nos dice.