Un español al servicio de Catalina II

Josep de Ribas.

Josep de Ribas.

Dominio público
Un noble de procedencia española jugó un papel clave en la expansión del Imperio ruso hacia el este de Europa y el mar Negro a finales del siglo XVIII

Al pasear por la ciudad portuaria de Odesa, en la costa ucrania del mar Negro, llama la atención el nombre de su calle principal, Deribásovskaia úlitsa. Literalmente se traduce como “la calle de De Ribas”, y está dedicada al fundador de la ciudad, Iósip Mijáilovich Deribas, que en realidad se llamaba Josep de Ribas.

No es un error. Se trata de uno de los protagonistas de la historia de Rusia de la segunda mitad del siglo XVIII, un hombre que participó en la expansión del Imperio ruso hacia el sureste de Europa y el mar Negro.

El que llegaría a formar parte de la historia rusa era un marino con espíritu de aventura oriundo de Nápoles, de madre irlandesa y padre catalán. El joven, nacido en 1749 y de origen nobiliario, que ingresó en el Ejército napolitano con 16 años, vio cómo le cambiaba la vida al conocer, cuatro años más tarde, al conde ruso, Alejo Orlov, comandante de la flota rusa en el mar Mediterráneo y hermano de uno de los amantes de la emperatriz Catalina la Grande.

Camino a la capital imperial

Fue durante la guerra ruso-turca de 1768-1774 cuando entró en escena el joven políglota de procedencia española, que aceptó la propuesta de Orlov de unirse al servicio ruso y trasladarse a San Petersburgo.

De camino a la capital imperial, el napolitano participó como voluntario en la batalla naval de Chesme, en 1770. En ella, la flota rusa destruyó por completo a la otomana y después la infantería cruzó el Danubio. Esa victoria permitió acelerar la política rusa destinada a desmembrar el Imperio otomano, apoderarse de Azov, de la costa situada entre los ríos Dniéper y Bug y posteriormente de Crimea.

Pero volvamos a la vida de De Ribas, que llegó, con la protección de Orlov, a San Petersburgo en 1772. Allí se alistó en el cuerpo de cadetes de Tierra. En Rusia reinaba la zarina Catalina la Grande.

Desde un punto de vista personal, la carrera del descendiente de españoles quedó también marcada por su relación con Anastasia Sokolova, ayudante de cámara de Catalina II. El napolitano y la rusa Sokolova se casaron en 1776 en la iglesia del palacio imperial de Tsárskoye Seló, en las afueras de San Petersbugo, en una ceremonia a la que asistió la misma Catalina II, que llegó a ser madrina de las dos hijas de la pareja.

En San Petersburgo, De Ribas fue ascendido a coronel y en 1783 entró al servicio del nuevo favorito de la zarina, el príncipe Grigori Potiomkin, con el que viajó al sur de Ucrania. Juntos afianzaron el dominio ruso sobre la península de Crimea, donde crearon el puerto de Sebastopol, la base de la flota rusa del mar Negro.

Pero los éxitos militares más destacados de De Ribas estaban por llegar. El militar tuvo una brillante actuación en la guerra ruso-turca de 1787-1792. Ganó sus medallas por la batalla naval del estuario del Dniéper, por su participación en el asedio a la fortaleza de Ochákov, y por la toma de la isla de Berezán, la población de Jadzhibéi (donde posteriormente se construiría Odesa) y la fortaleza de Ismaíl, un emplazamiento en el Danubio considerado inexpugnable y clave para los otomanos.

Fundación de Odesa

En 1792, De Ribas fue uno de los tres plenipotenciarios de Potiomkim que firmó el Tratado de Jassy, que establecía la paz con el imperio otomano y en el que se cedía a Rusia toda la orilla norte del mar Negro.

En 1794, Catalina II le encomendó la fundación de la ciudad de Odesa, destinada a convertirse en la principal puerta marítima del sur de Rusia. Dos años más tarde, fue nombrado gobernador de la ciudad. No obstante, a pesar de su participación en la creación de la urbe ucrania, los últimos años de la vida de De Ribas transcurrieron en San Petersburgo, donde ya reinaba Pablo I. Allí ascendió al grado de almirante.

Se cuenta que el militar de origen español no pudo mantenerse al margen de las intrigas cortesanas y que participó en una conspiración contra el zar. Sin embargo, el emperador y el almirante tenían muy buena relación, y es posible que eso llegara a poner en guardia al resto de conspiradores.

Poco después, De Ribas enfermó gravemente de forma inesperada. Existe la hipótesis de que fue envenenado. Vsévolod Bagnó, director del Instituto de Literatura Rusa en la Casa Pushkin de San Petersburgo y miembro de la Academia de las Ciencias de Rusia, señala que no hay pruebas que demuestren su participación en la conspiración ni de que le mataran.

Legion media

El español falleció el 2 de diciembre de 1800 y fue enterrado en el cementerio Smolénskoie de San Petersburgo. “Tomó una fortaleza inexpugnable y construyó una magnífica ciudad”, reza el epitafio de su lápida. Otra referencia al fundador de la ciudad ucrania se encuentra en el monumento que hay en honor a la emperatriz Catalina II en Odesa. Allí, en una de las figuras que adornan el pedestal, hay un nombre de connotaciones netamente españolas, a pesar de estar escrito en cirílico: Vicealmirante I.M. De-Ribas.

Bagnó lamenta que esta figura sea tan poco conocida en España. El experto en el militar napolitano cree que De Ribas aceptó la propuesta de Orlov de ser su ayudante e intérprete porque, “inconscientemente, sentía las amplias perspectivas que se le abrían en Rusia, que durante esos años dejaba perpleja a toda Europa con sus grandes proyectos y las brillantes victorias sobre los turcos”.

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