"En la actual situación, la interacción económica entre los Estados puede convertirse en uno de los factores estabilizadores", indicó el número dos del VEB y presidente del Consejo de Negocios Rusia-Brasil, que celebra hoy un foro con empresarios de ambos países en la capital rusa.
El banquero recalcó que para los países es mas fácil hallar y respaldar fuentes de crecimiento capaces de compensar la caída de los precios de los hidrocarburos y las materias primas.
"De ahí que la situación actual sea un motivo más para fortalecer los vínculos económicos ruso-brasileños", agregó.
La volatilidad en la economía, señaló Vasíliev, "casi siempre frena el proceso inversor, ya que el capital privado no arriesga en grandes proyectos, cuando son éstos, en primer lugar los de infraestructuras, los capaces de mantener a flote la economía en los períodos de crisis".
Y es ahí, en su opinión, donde cobran importancia las instituciones estatales de inversión, que asumen parte de los riesgos que conllevan los grandes proyectos.
Destacó que las posibilidades de poner en marcha proyectos de inversión en infraestructuras se amplían considerablemente cuando en ellos participan varios Estados.
En este sentido, subrayó la importancia de entidades como el recién creado Banco de Desarrollo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que comenzará a financiar proyectos en abril de 2016.
Vasíliev indicó que el Banco de Desarrollo de los BRICS estudia crear un centro de pagos en divisas nacionales, lo que, sin lugar a dudas, impulsará la cooperación inversora y los intercambios comerciales.
En cuanto a la consecución de la meta que se han propuesto los Gobiernos de Rusia y Brasil de elevar el comercio bilateral hasta los 10.000 millones de dólares, el vicepresidente del VEB indicó que si se extrapolan los resultados de 2014, cuando fue de 6.800 millones de dólares, el objetivo será alcanzado en 2017.
"Pero ya hoy existen los fundamentos para suponer, gracias a los nuevos ámbitos de cooperación y los nuevos instrumentos financieros, que puede ocurrir mucho antes", añadió.
Explicó que el año pasado Brasil exportó a Rusia más de 2.000 millones de dólares en productos agropecuarios, con un incremento del 80 % de los suministros de carne de cerdo y pollo.
"Tradicionalmente, la mayor parte de las importaciones rusas desde Brasil correspondía a la carne y subproductos. Ahora, después del embargo (ruso a los alimentos procedentes de la Unión Europea y otros países occidentales), hemos comenzado a importar lácteos, en primer lugar quesos", resaltó.
Vasíliev admitió que los nuevos productos brasileños no llegan al mercado ruso con la rapidez que le gustaría a los consumidores, por la necesidad de cumplir las regulaciones fitosanitarias, que -explicó- tienen su particularidades en cada país.
"El Consejo de Negocios Rusia-Brasil trabaja precisamente para fortalecer la cooperación, facilitar la labor de los empresarios en nuestros mercados e incrementar el volumen de los suministros", indicó.
El vicepresidente del VEB destacó que los socios latinoamericanos de Rusia, en particular Brasil, han ayudado a "equilibrar el mercado interno" tras el veto ruso a los alimentos perecederos procedentes de países que han impuesto sanciones económicas a Rusia por su implicación en la crisis ucraniana.
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