Rusia y la UE compiten por el mercado latinoamericano

Fuente: Reuters

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La cumbre entre la CELAC y la UE, celebrada el mes pasado en Bruselas, apenas produjo resultados tangibles a nivel comercial. Aunque la Unión es el mayor inversor directo, China se presenta como un actor cada vez más influyente. ¿Hasta qué punto la situación geopolítica influye en las relaciones comerciales entre Rusia y América Latina?

Uno de los eventos más de destacados en la política exterior de los países latinoamericanos de los últimos meses ha sido la cumbre celebrada en Bruselas los pasados 10 y 11 de junio entre la CELAC, que agrupa a 33 países de América Latina y el Caribe, y la UE. Las cumbres entre países latinoamericanos y la UE se repiten de manera regular desde 1999, sin embargo desde hace dos años el formato más habitual es entre la CELAC y la UE, de esta manera la Unión reconoce a este grupo como el mayor proyecto de integración de la región.

Los países de América Latina están interesados en la cooperación con la UE porque así pueden  obtener una mayor diversificación de sus relaciones exteriores. Los acuerdos comerciales establecen relaciones con los 28 países de la UE y los 33 de la CELAC. El comercio entre ellos asciende a 203.000 millones de dólares. El Viejo Continente es el líder en la región en términos de inversiones directas. Tal y como señaló recientemente Federica Mogherini, la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, la UE ha invertido más en América Latina que en China, la India y Rusia juntos.

Tras analizar los resultados de la cumbre surge la pregunta, ¿hasta qué punto las inversiones pueden ayudar al ulterior acercamiento entre la CELAC y la UE y cómo afectará esto a las relaciones entre Rusia y América Latina? Según Violeta Taiyar, subdirectora del Instituto de América Latina de la Academia Rusa de las Ciencias, sería una error considerar a la UE un  competidor de Rusia en América Laitna.

“La fuerte posición de la UE en la región ha evolucionado históricamente, mientras que Rusia comenzó a mostrar interés sólo después de la victoria de la Revolución Cubana - explicó RBTH -. Rusia debe mirar atentamente la colaboración de la UE con América Latina y estudiar sus aciertos y errores, y, a partir de ahí encontrar sus propios nichos en la región”.

La experta resaltó que las negociaciones entre Mercosur y la UE para la creación de una zona de libre comercio comenzaron en 2004, sin embargo en la actualidad están prácticamente congeladas. Por un lado, hay recelos dentro del propio Mercosur, ya que Argentina y Venezuela dudan de la viabilidad de tales acuerdos. Por otro lado, en Europa no están  dispuestos a hacer concesiones sobre la cuestión de los subsidios agrícolas.

En junio las partes hablaron sobre el intercambio de nuevas propuestas antes de finales de 2015 y de la necesidad de firmar el acuerdo lo antes posible. Pero, al parecer, las negociaciones se prolongan y los resultados dependerán de qué tipo de fuerzas políticas lleguen al poder en los países del Mercosur en los próximos años.

“Teniendo en cuenta los retrasos que hay para llegar a un acuerdo entre la UE y Mercosur, Rusia podría forzar la colaboración entre este grupo y la Unión Económica Euroasiática. Y más cuando en Mercosur han expresado su deseo de interactuar con la unión económica formada por Bielorrusia, Kazajistán y Armenia con más frecuencia y al más alto nivel. Hablamos de países como Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay o Chile”, explicó Taiyar.

El lema de la cumbre era algo enrevesado: “Modelar nuestro futuro común: trabajar por unas sociedades prósperas, cohesionadas y sostenibles para nuestros ciudadanos”, y en realidad se corresponde poco con los resultados obtenidos. Las promesas acerca de 'nuevos horizontes' se realizaban a menudo dentro de viejos esquemas geopolíticos.

Cuba, China y la exportación de alimentos

El resultado más positivo podría ser la promesa de alcanzar un acuerdo con Cuba. Por su parte, los países de la CELAC, llamaron al levantamiento del bloqueo económico de Cuba y reconocieron la ilegalidad de las medidas unilaterales de EE UU contra la isla.

El embajador de Cuba en Rusia, Emilio R. Lozada García, declaró a RBTH: “Con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como mecanismo de concertación política, en diciembre de 2011 se abrió una nueva etapa de independencia, soberanía y justicia social para Nuestra América. La proclamación de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz significó un paso histórico y una referencia para el desarrollo de las relaciones entre los Estados miembros y el resto del mundo.  En las pasadas cumbres se condenó de forma reiterada el genocida bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene EE UU contra Cuba, que además de provocar enormes daños humanos y económicos, constituye una grave violación del Derecho Internacional”.

Si antes la dificultad para el acercamiento entre Bruselas y La Habana era la situación de los derechos humanos en la isla, ahora que Cuba ha aprobado la ley acerca de inversiones extranjeros, los europeos tratan de asegurar su 'parte de la tarta cubana'. Sin embargo, los mayores competidores no son los rusos.

China trata de tener una posición dominante, tanto en Cuba como en toda la región latinoamericana. En los últimos 15 años el intercambio comercial entre China y los países latinoamericanos ha crecido desde los 12.000 millones hasta los 275.000 millones de dólares y en 2024 debería alcanzar los 500.000 millones de dólares.

En comparación, el volumen de intercambio de Rusia apenas llega a los 18.000 millones de dólares. En los próximos diez años, Pekín, según palabras del presidente chino Xi Jinping, el gigante asiático pretende realizar inversiones de hasta 250.000 millones de dólares en América Latina.

En general, hay que considerar el futuro de la cooperación entre Europa y América Latina dentro del contexto de transformación de las relaciones económicas a nivel global. Dentro del acuerdo de libre comercio entre la UE y los EE UU, conocido como el TTIP, América Latina podría quedar al margen. Esta perspectiva no puede dejar de preocupar a los países latinoamericanos y los obliga a buscar nuevas formas de cooperación con Rusia.

Por cierto, en la cumbre de Bruselas los representantes de varios países latinoamericanos mostraron su desacuerdo con las sanciones contra Rusia. Recordaron que el año pasado los europeos trataron de persuadirlos para que no sustituyeran las importaciones de productos de agricultura de la UE, prohibidos por Moscú, por alimentos de América Latina.

Entonces en Bruselas causó preocupación el entusiasmo con el que se acogió en América Latina  el embargo a las importaciones de la UE, que fue la respuesta a las sanciones antirrusas.

En una entrevista el presidente Putin se refirió a esta cuestión y explicó que era difícil no pensar que los países de América Latina no fuesen a aprovechar la situación. “Fue extraño escuchar a los colegas europeos cuando decían que no vendiesen a Rusia sus productos. Simplemente es ridículo. Es difícil imaginar que los empresarios no aprovechen esta oportunidad para venir a nuestro mercado ".

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