Varios países planean diversificar el intercambio comercial. Fuente: servicio de prensa
La mayor feria
internacional de alimentos de Rusia Prodexpo, que se ha celebrado recientemente
en Moscú, estuvo marcada por la complicada situación económica a la que se
enfrenta actualmente el país euroasiático. Las sanciones impuestas por EE UU y
la UE, la caída del precio del petróleo que causó de inmediato el desplome de
la moneda rusa y las altas tasas de inflación complican los negocios en el país
y crean un ambiente de incertidumbre entre sus socios.
¿No es el momento?
En agosto de 2014 Rusia impuso un embargo de un año a la importación de la mayoría de los productos alimenticios, agrícolas y ganaderos procedentes de la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Canadá y Noruega, en respuesta a las sanciones contra Moscú adoptadas por estos países.
El embargo abrió nuevas puertas a los países latinoamericanos que veían la nueva situación como una oportunidad para ampliar sus relaciones comerciales con Rusia. Pero tres meses más tarde se produjo el desplome del rublo. En los últimos meses la moneda rusa ha perdido casi un 50% de su valor y el precio del petróleo se ha desplomado. La venta de este recurso natural supone cerca de la mitad de los ingresos presupuestarios del país.
Algunos expertos afirman que no es un buen momento para ampliar los negocios en Rusia. Sin embargo, en la feria de alimentación Prodexpo, celebrada en Moscú, era evidente el creciente interés de los países latinoamericanos por el mercado ruso. ¿En qué medida la actual situación económica en en país eslavo puede afectar a las relaciones comerciales entre Moscú y sus socios latinoamericanos?
El representante comercial de Rusia en Argentina, Serguéi Derkach, no cree que la caída del rublo afecte al comercio bilateral: “Rusia no ocupa el puesto principal en el intercambio comercial de los países de América Latina, por lo tanto, aunque se produzca una reducción del volumen del intercambio comercial con estos países, esto no afectará a la situación económica en la región”.
En busca de nuevos nichos
El director del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de Rusia, Vladímir Davydov, destaca aspectos positivos de la crisis que, según él, impulsará a los socios latinoamericanos de Rusia a buscar nuevos nichos en el mercado euroasiático: “América Latina, por un lado, obtuvo nuevas posibilidades y puede sustituir una parte de los productos alimenticios que llegan desde Europa a Rusia.
Además, los países latinoamericanos han mostrado que tienen la capacidad para abastecer el mercado ruso. Por otro lado, desde el año 2005 Rusia apuesta por una reducción del volumen de importación y, por lo tanto, los compradores rusos van a tener menos recursos. Pero es un efecto a corto plazo. Sin embargo, se puede conseguir un efecto muy positivo a medio plazo, ya que los países latinoamericanos están diversificando su presencia en el mercado ruso”.
Según el experto,
países como Nicaragua, Cuba, Colombia, Perú y Ecuador, pueden empezar a
importar fruta exótica. Colombia y Nicaragua podrían suministrar carne al
mercado ruso.
Acercamiento a largo plazo
El embajador de México en Rusia, Rubén Beltrán, confirmó el interés de su país por una mayor diversificación de las relaciones comerciales con Rusia. “El interés de México por una mayor cercanía con Rusia no es de conyuntura. México tiene una política general de acercamiento a largo plazo.
En términos generales, hay un crecimiento de intercambio entre México y Rusia. Estamos estudiando nuevas posibilidades en este mercado”.
En mayo de 2014 México invirtió 80 millones de dólares en la construcción de una planta de Nemak en Uliánovsk y en diciembre del mismo años hizo una inversión de 50 millones de dólares en la creación de una fabrica de Solntse México en las afueras de Moscú.
A finales del año pasado, México empezó a exportar plátanos a Rusia y planea suministrar café, tequila y aguacate. Además, se está valorando la posibilidad de establecer cooperación en el sector farmacéutico.
Por su parte, Sergéi Derkach ve una salida en la creación de empresas y fábricas mixtas ubicadas en los países latinoamericanos. Un proyecto de este tipo se está realizando en Argentina, donde en la provincia de Córdoba se construye una fábrica de trolebuses. Perú conjuntamente con Rusia planea ensamblar helicópteros en la región de Arequipa.
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