Rusia y China, cada vez más cerca

Fuente: AFP / East News

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Los últimos acontecimientos en Europa no han hecho más que acelerar el proceso de acercamiento de Rusia y China. China, el mayor consumidor energético del mundo, es un país muy atractivo para los exportadores de recursos. Sin embargo, a largo plazo la apuesta por China podría costar a Rusia su papel independiente en la política mundial.

El inicio de la construcción del gasoducto Fuerza de Siberia, las declaraciones de Vladímir Putin acerca de que Rusia está dispuesta a permitir la participación de inversores chinos en el yacimiento Vankor o la voluntad de Gazprom de firmar un acuerdo de exportación de gas a China por la ruta occidental en noviembre; todo esto son muestras de una nueva etapa en el cambio de orientación de los vínculos rusos en economía exterior hacia el este.

El hecho de que Rusia haya retirado las antiguas restricciones al acceso de inversores chinos a la extracción de petróleo y gas es una consecuencia lógica de la confrontación con Occidente.

Es importante comprender que Rusia habría tomado la mayoría de las medidas indicadas en cualquier caso.

China ya es el mayor consumidor de energía del mundo y su PIB per capita sigue siendo menos de un 50% del ruso. Para los exportadores de recursos, Asia es el futuro. Europa y sus lentos ritmos de crecimiento económico son cosa del ayer.

Sin embargo, en tiempos de paz esta reorientación hacia el este habría avanzado más lentamente, habría ido acompañada de un complejo juego político con la participación de la UE, Estados Unidos y Japón. Rusia habría intentado conservar la mayor libertad de movimiento posible, limitando la presencia de capital chino en su sector energético. El carácter y las consecuencias de este cambio de orientación habrían sido distintos.

La construcción a marchas forzadas del gasoducto a China, junto con el acceso de inversores chinos a los activos estratégicos de las materias primas, es un evento que no pertenece al ámbito de la economía, sino al ámbito de la política y la estrategia globales.

El paquete de importantes acuerdos energéticos ruso-chinos que se han firmado o que se firmarán durante este año no son más que el comienzo de la preparación de fuerzas en la antesala de una gran batalla por el nuevo orden mundial.

Estos dos países no sólo estarán unidos por la costosa infraestructura de gasoductos.

En el marco del deterioro de los vínculos entre Rusia y Europa y del empeoramiento de las relaciones chino-estadounidenses, la cooperación industrial entre Rusia y China se desarrollará todavía más rápidamente. Las cadenas logísticas están cambiando. Cuando finalice el conflicto ucraniano, los vínculos con Europa ya no podrán recuperar su estado anterior.

Gracias a la cooperación con China, Rusia tendrá mayores posibilidades de reducir el retraso económico debido a la nueva guerra fría contra Occidente. No obstante, a largo plazo esto podría costarle su papel independiente en la política mundial.

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Artículo publicado originalmente en ruso en Slon.ru.

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