Rusia, Bielorrusia y Perú trabajan para predecir terremotos desde el espacio

El proyecto de fabricación conjunta ser hará en base al Chasqui-1, el nanosatélite que fue puesto en órbita este año. Fuente: shutterstock

El proyecto de fabricación conjunta ser hará en base al Chasqui-1, el nanosatélite que fue puesto en órbita este año. Fuente: shutterstock

Los tres países colaboran en la creación de un nuevo nanosatélite que ayudará a resolver el problema de la predicción de terremotos a corto plazo. El aparato se creará sobre la base del satélite ruso-peruano Chasqui-1, que ya se encuentra en el espacio.

Chasqui-1, un nanosatélite de tipo CubeSat puesto en órbita en marzo de este año por la nave Progress, ya ha comenzado a operar en el espacio. El cosmonauta ruso Oleg Artemiev fue el encargado de lanzar el aparato ruso-peruano durante su salida al espacio abierto del 18 de agosto.

Valerián Pikkiev, representante de la Universidad Estatal del Suroeste de Rusia (UESOR), declaró en una rueda de prensa dedicada a este acontecimiento que próximamente los científicos de la UESOR que participaron en el desarrollo de Chasqui-1, con el apoyo de sus colaboradores de Perú y Bielorrusia, tienen previsto crear un nuevo nanosatélite que se utilizará para predecir terremotos.

El nanosatélite Chasqui-1 fue construido en el marco el programa educativo espacial Radioskaf de la corporación de cohetes espaciales Energia S.P. Koroliov (Rusia), que cuenta con la participación de la Universidad Nacional de Ingeniería de la República del Perú. El satélite realiza un seguimiento de la superficie terrestre y del espectro óptico e infrarrojo, fotografía la superficie de la Tierra y envía a los científicos de ambos países datos sobre fenómenos atmosféricos, cambios climáticos y zonas de riesgo de seísmos. Los datos del satélite Chasqui-1 también son de utilidad a los servicios estatales para prevenir situaciones de emergencia y reparar los daños provocados por catástrofes naturales.

Según el director del Centro de Investigación Aerokosmos, Valeri Bondur, la previsión de terremotos es un problema que no se ha logrado resolver del todo.

Este tipo de información es especialmente valiosa a corto plazo, ya que podría ayudar a evacuar rápidamente a la población de las regiones en peligro. Sin embargo, por ahora no es un área muy avanzada. Además, los métodos más eficaces para llevar a cabo el seguimiento de las zonas en peligro de actividad sísmica son las sondas espaciales, según comenta Bondur en una entrevista para el periódico Poisk.

Los terremotos en Perú, que últimamente se han vuelto más frecuentes, han despertado el interés de los científicos del país. Estos han decidido concentrarse en el desarrollo de una metodología para la predicción a tiempo de las réplicas de los terremotos. “Nuestros colaboradores peruanos se han ofrecido para estudiar los rangos de baja frecuencia de las ondas de radio. Según ellos, esto es la causa de los terremotos que suceden tan frecuentemente en Sudamérica”, señala Pikkiev.

El nuevo satélite, que se construirá durante los próximos dos años como relevo del proyecto ruso-peruano Chasqui-1, contará con un nuevo sistema de lanzamiento que ayudará al nanosatélite a ampliar sus recursos (ahora la vida útil media de los CubeSats es de alrededor de medio año).

“Nuestros físicos tienen la misión de crear para estos pequeños satélites unos motores que puedan corregir su órbita y elevarlo”, declara en una rueda de prensa el rector de la UESOR, Serguéi Emeliánov.

El peso y el tamaño del satélite seguirán siendo los mismos: un kilogramo y medio y 10 por 10 centímetros. Sin embargo, el nuevo CubeSat estará formado por tres módulos: el bielorruso, el ruso y el peruano, cada uno de ellos realizará sus propios experimentos científicos en los intereses de los tres países. Entre otras operaciones, realizarán pruebas dirigidas al desarrollo y el perfeccionamiento de la metodología de predicción de terremotos a corto plazo.

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