Rusia destruye los sistemas de misiles antiaéreos S-300 destinados a Siria

Hace un año la entrega de estos complejos desató una gran polémica internacional. Fuente: AP

Hace un año la entrega de estos complejos desató una gran polémica internacional. Fuente: AP

El suministro del sistema de misiles antiaéreos S-300 sigue inquietando a la comunidad internacional. Las declaraciones del director adjunto del Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar de Rusia, Konstantín Biriulin, acerca de que estos sistemas destinados a Siria serán destruidos han vuelto a poner en primer plano este sistema de defensa antiaérea.

A la pregunta de los periodistas sobre las posibilidades de revender estos sistemas a otros países, Kostantín Biriulin respondió que “es algo posible, pero poco probable”. Estas palabras han provocado una nueva ola de rumores y conjeturas relacionados con el suministro del S-300 a Damasco. Los periodistas recordaron las declaraciones del presidente sirio Bashar al-Asad en mayo del año pasado, en plena guerra civil, acerca de la llegada a Siria de la primera partida de sistemas de misiles antiaéreos rusos S-300.

Al mismo tiempo, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró en una rueda de prensa en Varsovia que Rusia no tenía previsto vender a Siria este tipo de sistemas. Los medios rusos recuerdan también que el 28 de mayo del año pasado la Unión Europea anuló el embargo al suministro de armamento a Siria, algo de lo que trataron aprovecharse los rebeldes. El ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, durante una visita a Finlandia el año pasado, declaró que “ahora nuestro país tampoco tiene ninguna restricción en el suministro de armamento a Siria”. 

Sin pérdidas en cualquiera de los escenarios

Pero todo esto sucedió hace un año. ¿Qué ha cambiado en este tiempo? ¿Finalizó Rusia sus envíos del sistema S-300 a Damasco o, como se desprende de las declaraciones de Biriulin, estos envíos nunca llegaron a realizarse? Y en ese caso, ¿por qué razón? Y si efectivamente se ha tomado la decisión de reciclar los sistemas de misiles antiaéreos, ¿cómo se hará? ¿Y por qué es poco probable la venta del sistema a otro país que no sea Siria? Surgen muchas preguntas y por ahora no ha habido ninguna respuesta oficial.

La Corporación Almaz-Antéi, fabricante del sistema de misiles antiaéreos S-300 PMU Favorit (el modelo que se utiliza para la exportación) ha asegurado que no se está llevando a cabo la destrucción de estos sistemas. Según el director adjunto del consorcio, Viacheslav Dzirkaln, la producción de los sistemas S-300 ha finalizado, pero por ahora no se ha decidido qué hacer con ellos. Dzirkaln no descarta que este sistema de misiles pueda acabar ofreciéndose a otros compradores extranjeros, aunque señala que no se planea cambiar su configuración actual.

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El Ministerio de Defensa, en cuyas plantas podría llevarse a cabo la destrucción del S-300, se ha negado a comentar la situación, del mismo modo que Rosoboronexport, el organismo que firmó el contrato de suministro del sistema entre Rusia y Siria. En algunas conversaciones extraoficiales los especialistas declaran que no creen que se vaya a llevar a cabo la destrucción total del sistema o sus piezas y que se procederá más bien a desmontar algunos paneles de herramientas y aparatos, extraer el programa informático del sistema de gestión, llevar algunas piezas al almacén, reciclar otras, utilizar algunas de ellas en los sistemas de reserva… En pocas palabras, no se desaprovechará nada que tenga valor material.

Nuevas tareas y sistemas innecesarios

¿Por qué no se puede vender el sistema S-300 a otro país? Porque, según los especialistas, para cada pedido se desarrolla un sistema propio teniendo en cuenta las condiciones climáticas específicas del lugar, la cualificación de sus especialistas y la existencia de otros sistemas de misiles antiaéreos compatibles con el S-300. Por ejemplo, lo que está pensado para Damasco, podría no servir de nada para El Cairo. Y al revés.

Si observamos en este sentido el mapa de Siria, veremos no sólo las sinuosas costas del mar Mediterráneo, sino también valles y llanuras intercalados con montañas, escarpadas gargantas y malezas arboladas… Para proteger eficazmente el espacio aéreo de todo este territorio se necesitan unos sistemas de defensa antiaérea tanto de largo alcance (para proteger la zona marítima) como de medio e incluso corto alcance, es decir, un sistema completo de medios de defensa antiaéreo.

Damasco tiene todo esto desde hace tiempo: sistemas de defensa antiaérea de largo alcance (100-200 kilómetros) S-125 Neva, S-125M Pechora y S-200 Angar y sistemas de medio y corto alcance Buk-M1-2, Buk-M2E y Pechora-2, capaces de derribar cualquier objetivo aéreo a una distancia de hasta 45 kilómetros. Además, cuenta con sistemas de misiles antiaéreos Osa y sistemas Pantsir-S1, que pueden alcanzar cualquier objetivo a una distancia de 4 a 20 kilómetros, y sistemas de misiles antiaéreos móviles Iglá (con un alcance de hasta 5 kilómetros).

Toda esta tecnología, distribuida hábilmente desde un punto de vista táctico por todo el territorio del país y vinculada a un sistema unificado de gestión, es más que suficiente para que el estado y su ejército se sientan eficazmente cubiertos contra cualquier ataque aéreo. Es como una buena combinación desplegada en un tablero de ajedrez. Cualquier paso del enemigo le llevará al fracaso.

Si el suministro del S-300 PMU Favorit se hubiera llevado a cabo en su totalidad, esto habría sido más un gesto simbólico de apoyo de Moscú a Damasco que un verdadero escudo adicional para el sistema de defensa antiaérea de Siria. En la actualidad este sistema no es algo prioritario para el gobierno sirio.

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