Suecia es el último país que debería preocuparse por Rusia. Fuente: Ajay Kamalakaran
Estando en Estocolmo, al ver un crucero relativamente grande navegar peligrosamente cerca de una pequeña isla del archipiélago, mi anfitrión creyó gracioso bromear diciendo que era un barco de guerra ruso. Hace dos años no habría habido una mueca de nerviosismo en esta afirmación, pero menos de seis meses después de que Crimea se convirtiera en parte de Rusia hay una falsa sensación de paranoia en muchas partes de Europa Occidental.
Como estaba de vacaciones y disfrutando de una increíble generosidad por parte de mis anfitriones, quise mantener al margen el debate político, pero la crisis ucraniana resultó ser un tema inevitable.
Uno de mis amigos insistió en que el Gobierno ruso era directamente responsable de lo que en esencia es una guerra civil en Ucrania. Cuando le pregunté si disponía de alguna fuente de conocimiento especial o de algún contacto que pudiera dar prueba irrefutable de ello, su única referencia resultó ser una cita que había leído en un periódico local.
La prensa local de los países nórdicos goza de tal reputación que una gran cantidad de ciudadanos ni siquiera se cuestiona lo que lee. ¿Pero dónde está la lógica cuando se trata de aceptar ciegamente lo que está escrito en los periódicos? Todos sabemos que muchos periódicos de gran prestigio en Occidente apoyaron al gobierno de Estados Unidos en sus ridículas invenciones sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak en 2003. A pesar de que algunos periódicos pidieron disculpas por ello, los lectores de los países occidentales deberían haber aceptado este tipo de alegaciones con cierta distancia.
En muchos países de Europa Occidental, los gobiernos más afines a Estados Unidos han estado usando los medios de comunicación para difundir ridículos miedos sobre Rusia, vinculando estos miedos a una serie de leyes aprobadas en Rusia a lo largo del último año y medio. No es que esté de acuerdo con todas las leyes aprobadas en el país, pero tampoco declararé haber leído la letra pequeña de estas leyes. Es más, como no soy un ciudadano ruso ni voto a los diputados de la Duma Estatal, prefiero no inmiscuirme en los asuntos de la administración del país. Sin embargo, creo que estoy más que cualificado para comentar la situación interna, ya que he estado en contacto con él durante los últimos 11 años y he vivido allí durante largos periodos de tiempo.
Lo más extraño de esta maliciosa campaña antirrusa es el vínculo que se crea entre las leyes internas en Rusia y una supuesta ambición imperialista del país. Rusia no tiene absolutamente ninguna ambición militar ni contra sus vecinos ni con otros países cercanos a sus fronteras. El Ejército ruso podría haber arrasado todo el sureste de Ucrania en cuestión de días si lo hubiera querido, pero esto no habría añadido ningún valor estratégico. Por decirlo de otro modo, países como Polonia, Finlandia o los tres países bálticos no tienen ningún motivo para preocuparse de que las tropas rusas desembarquen en su territorio.
Rusia pagó un alto precio en vidas humanas y sufrió el peor tipo de destrucción durante la Segunda Guerra Mundial y gracias a las películas y los libros de texto de historia todo el país entiende hasta qué punto puede ser desastrosa una guerra.
Un gran problema en Europa Occidental es el hecho de que los libros de historia no han sido justos con la Unión Soviética ni con sus sacrificios durante la liberación de Europa de la Alemania nazi. La versión popular asegura que fue el Ejército estadounidense el que vino a liberar el Viejo Continente. Este tipo de creencias simplistas son el principal argumento para muchos de los países europeos afines a Estados Unidos. A pesar de que Norteamérica perdió muchas vidas en la Segunda Guerra Mundial, no se libró ninguna batalla en su territorio. Fue Europa la que sufrió la mayoría de las brutalidades de la guerra.
Ahora, entrometiéndose en los asuntos de Europa, el gobierno de Estados Unidos intenta crear conflictos en estas tierras tan alejadas de la tranquilidad del Pentágono. Europa necesita permanecer unida y resolver sus propios problemas mediante el diálogo. Rusia y los países de Europa Occidental no pueden querer distanciarse el uno del otro y deben encontrar de algún modo un punto de encuentro para resolver la crisis ucraniana y abordar otros focos de tensión en la región.
Sólo hay un país que puede beneficiarse de una guerra. El país que ha iniciado el mayor número de guerras en el mundo desde 1945, el país responsable del caos que reina en Oriente Próximo y que ha contenido el desarrollo de Sudamérica durante más de 40 años. El mismo país que quiere una Europa dividida para que sus corporaciones puedan obtener unos buenos beneficios.
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