Los expertos de la Federación creen que una intervención militar supondría graves problemas económicos y políticos. Fuente: AFP / East News
En Rusia hay una parte de la sociedad que presiona a Vladímir Putin para que se introduzcan las tropas en Ucrania y se castigue al gobierno de Kiev por, lo que consideran, su política antirrusa. Sin embargo, los expertos creen que el presidente ruso no tomará medidas de fuerza.
“La introducción del Ejército en Ucrania es algo poco probable, ya que conlleva unas graves consecuencias económicas para Rusia, - comenta a RBTH el director adjunto del Centro de Investigaciones Integrales Europeas e Internacionales de la Escuela Superior de Economía, Dmitri Súslov. – Podría haber nuevas sanciones. Además, se interrumpirá el suministro de gas a Europa”.
Las consecuencias políticas serían igualmente desastrosas. Si en el caso de Crimea las acciones de Rusia fueron percibidas con cierta comprensión, la intervención militar directa en Ucrania “nos privará del apoyo de otros centros de poder que por ahora simpatizan con nosotros. Incluso China se distanciaría seriamente de nosotros y Rusia no lograría compensar las sanciones occidentales mediante la ampliación de las relaciones con Asia y los países de Latinoamérica”, comenta Dmitri Súslov.
Además, la intervención eliminaría definitivamente cualquier posibilidad de conservación de la integridad territorial de Ucrania y situaría a Moscú ante una complicada cuestión respecto al futuro de Ucrania. “¿Qué hacer con Donbass si comienza una guerra contra Ucrania? ¿Forzará Rusia la anexión de este territorio para cuya recuperación son necesarios enormes esfuerzos y fondos?”, comenta a RBTH Serguéi Markedónov, especialista en el espacio postsoviético y profesor de la Universidad Estatal Rusa de Humanidades.
“Si se mira desde un punto de vista racional, el único objetivo de una operación militar es satisfacer la opinión pública. Pero es muy poco probable que, incluso en el caso de una derrota de los sublevados, el pueblo salga a la Plaza Roja para exigir a Putin una respuesta: al menos hemos conseguido Crimea”.
Consciente de las pocas perspectivas de una operación militar, Rusia se ha propuesto alcanzar unos objetivos completamente distintos en Ucrania: mantener la integridad territorial en las fronteras más allá de Crimea, así como la federalización del estado ucraniano para la futura defensa de los derechos de sus ciudadanos rusohablantes.
Por ahora Rusia trata de contener al máximo la operación antiterrorista y busca llevar a Ucrania y sus patrocinadores al diálogo con los representantes de Donbass. “Rusia seguirá intentando que Kiev y Occidente comiencen unas negociaciones sobre el futuro de Ucrania”, declara Dmitri Súslov.
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