Humo del avión siniestrado. Fuente: propia.
Se trata de uno de los actos de terrorismo internacional más horribles y deplorables ocurridos este año. Un avión de Malasya Airlines, con 298 civiles inocentes a bordo ha sido derribado en el espacio aéreo ucraniano, cerca de la frontera rusa. Sin todavía tener ninguna evidencia, las autoridades de Kiev han comenzado a señalar a los separatistas del este del país. Por ahora nadie sabe con certeza que ha ocurrido con el vuelo MH 17, que viajaba de Amsterdam a Kuala Lumpur.
Independientemente de que uno sea ruso, ucraniano, europeo, americano o indio, es momento de apoyar a Malasia y a las familias de las víctimas. Las familias de 295 personas, que en su gran mayoría no tenían absolutamente nada que ver con el conflicto en Ucrania, y sufren ahora un dolor inconsolable.
Kuala Lumpur es para mí como una segunda casa y esta tragedia me ha afectado de cerca. El caso del desaparecido MH 370, que volaba de Kuala Lumpur a Pekín, no se ha aclarado y se desconoce lo que ocurrió. Aquí, sin embargo, parece claro que ha sido un ataque.
Holanda: 154 personas
Malasia: 43 personas (incluye 15 tripulantes)
Australia: 27 personas
Indonesia: 12 personas
Reino Unido: 9 personas
Alemania: 4 personas
Bélgica: 4 personas
Filipinas: 3 personas
Canadá: 1 persona
Sin identificar: 41 personas
Total: 298 personas
Tras un bautismo de fuego, Malasia es un país modélico en lo que respecta a la armonía religiosa y étnica, es un país diverso y una prueba clara de que el multiculturalismo funciona si se gestiona adecuadamente. La hospitalidad, bien sea en un pequeño pueblo como Kampung, en un enclave tamil o chino en la ciudad o en los asentamientos indígenas, es llamativa. Es terrible que un pueblo tan amable haya sufrido una segunda tragedia aérea en un espacio tan corto de tiempo.
Ya hay varias teorías de la conspiración acerca de lo ocurrido con el vuelo MH 17, pero no podemos olvidar que es una tragedia humana que nos afecta a cada uno de nosotros. Es necesario abrir una investigación imparcial inmediatamente para saber quién es el responsable de lo ocurrido. Como la mayoría de los lectores de prensa, no sé realmente lo que está ocurriendo en el sureste de Ucrania. Personalmente se me hace extraño pensar que un grupo de guerrilleros tenga la tecnología como para derribar un avión que viajaba a 10.000 metros de altura. Aunque, es evidente que sólo sabremos la verdad si se lleva a cabo una investigación imparcial.
También es necesario declarar una zona de exclusión aérea que asegure que no se puedan repetir sucesos tan terribles. Sería completamente irresponsable que las compañías aéreas volasen por encima de una zona de guerra. De hecho, es sorprendente que las compañías internacionales siguieran cruzando el espacio aéreo durante los últimos cuatro meses a pesar de los combates. Es necesario que el mundo vea lo que está ocurriendo en el este de Ucrania como lo que es: una guerra civil.
Uno solo puede esperar que este suceso no sea utilizado como una excusa para que aumenten las hostilidades entre el este y oeste de Ucrania. Es un hecho que Malasia no tiene absolutamente nada que ver con lo que ocurre en Ucrania. Es un país que no se involucra en asuntos que quedan fuera de su ámbito. El mundo debe a Malasia que se descubra quiénes son los culpables de este acto terrorista. Estos cobardes, independientemente de quienes sean, deben ser castigados y entregados a la justicia.
Del mismo modo que todos fuimos neoyorquinos en los ataques del 11 de septiembre, hoy todos debemos apoyar a los malasios y declarar que todos somos malasios.
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