Entrevista a Mijaíl Orlovets acerca de las relaciones bilaterales. Fuente: Francisco Ramírez
El actual embajador de Rusia en Chile, Mijaíl Orlovets, tiene una vasta relación con Latinoamérica, la que se remonta a los años 70. Su trayectoria es envidiable para los diplomáticos de la región. Además de haber sido Vicedirector del Departamento de América Latina del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia a comienzos de la década pasada, fue diplomático al reinicio de la democracia chilena (1992 – 1995) y luego desempeñó misiones en Cuba, Ecuador y Venezuela.
Habla un español perfecto. Entiende los matices del idioma. Llega a intimidar el nivel de conocimiento que demuestra. Escucha atentamente y luego responde, sin vacilación.
¿Cómo calificaría el estado actual de las relaciones comerciales entre Rusia y Chile?
Hablamos de una historia positiva. Esta es mi segunda vez representando a Rusia en Chile, lo que me permite comparar respecto al ayer y el ahora.
Hay crecimiento, sin embargo, no al nivel que querríamos. Actualmente, el comercio entre ambas naciones es cercano a los 750 millones de dólares anuales; lo que para nosotros no es suficiente.
Existe un desbalance respecto a nuestros socios chilenos, quienes exportan unas diez veces más que nosotros. Estamos interesados en expandir nuestra llegada, más allá del vodka, u otros productos, incluyendo innovación y tecnología; gas, petróleo y transporte.
¿Existe algún encuentro cercano en torno a temas comerciales?
Sí. Los días 26 y 27 de junio se realizará en Moscú la 7° reunión de la “Comisión Mixta Ruso-Chilena para impulsar el Desarrollo del Comercio y la Cooperación Económica”, a la que asistirán altos representantes chilenos y en la que se conversará no sólo de comercio, sino que también acerca de proyectos de investigación científico tecnológica, materias energéticas, etc. Lo que a Rusia le interesa es que de las conversaciones se pase a hechos concretos. Creemos que es hora de hacerlo.
¿Se incluye en este ámbito la exportación de gas?
A nivel internacional, se conoce el nivel de producción rusa de gas. Recientemente, nuestro país firmó con China un acuerdo histórico. Rusia, China y Chile son miembros del Foro Asia Pacífico (APEC) y se reúnen año a año, por lo que tenemos interés de sellar acuerdos. Tenemos plena disponibilidad para exportar a Chile todo tipo de productos rusos.
¿Qué impacto tuvo la presentación rusa en la última Feria Internacional del Aire y el Espacio (FIDAE) en Chile?
Nuestra delegación fue muy amplia y mostramos no sólo material militar, sino que equipos de salvamento y emergencia. A mediados de abril, tuvo lugar un gran incendio en Valparaíso.
Rusia cuenta con equipamiento efectivo para el sofocamiento de siniestros, el que hemos presentado a las autoridades chilenas. Se trata de tecnologías muy avanzadas y que incluyen blindaje y posibilidad de desplazamiento sobre distintas superficies, además de capacidad para ayudar a salvar vidas.
¿Cómo definiría al Chile actual, dada su segunda vez como representante diplomático?
Veo cambios positivos. Estamos ante un país moderno. Se advierte una mejora en la calidad de vida. Es una nación desarrollada y que registra menos conflictos y problemas que otras de Latinoamérica.
¿De qué modo se vincula usted con la comunidad rusa?
Nos reunimos a menudo. Así, por ejemplo, este 6 de junio conmemoramos los 215 años del nacimiento del poeta Alexander Pushkin en torno a su monumento en la Biblioteca Nacional de Chile.
Lo mismo hacemos cada 9 de mayo, con motivo del aniversario del Día la Victoria en la Segunda Guerra Mundial. Pero no somos una comunidad numerosa. No contamos con una cifra formal, pero deben ser menos de mil los compatriotas en el país.
¿Qué impresión le causó el expresidente venezolano Hugo Chávez mientras fue embajador en Venezuela entre 2004 y 2009?
En esos años se potenció mucho la relación entre Rusia y Venezuela. Sólo como ejemplo, recuerdo la visita de Mijaíl Kaláshnikov, creador de los célebres fúsiles soviéticos, quien conversó personalmente con Chávez.
Respecto al expresidente, siempre me asombró su excelente memoria. Era un hombre excepcional. Y un gran orador.
En su trayectoria diplomática se encuentra un dato muy interesante: el haberse desempeñado como ministro consejero ruso en la embajada de Estados Unidos entre los años 1984 y 1989.
En ese período, se celebró la histórica visita del Secretario General de Partido Comunista Soviético, Mijaíl Gorbachov, a Washington. Ello involucró una cantidad gigantesca de personas, pero la reunión fue exitosa. Previamente, había conversado con él en Moscú, pero escuchar sus ideas en EE UU, fue impresionante.
Conocer Estados Unidos en los años 80, mientras en la URSS se desarrollaba la “Perestroika”. ¿Qué impresión le causó, a nivel personal, tal vivencia?
Se percibía una buena calidad de vida y el pasar era confortable para un diplomático, pero, como en todo país, había ricos y pobres. De eso, no se escapaba Washington. Veía mendigos en las calles. No me gustó el alto consumismo, un mal contagioso y que ahora afecta no sólo a Estados Unidos. Cada fin de semana, la gente va de compras a los centros comerciales, familias enteras. ¿Por qué no ir al cine o al teatro, o leer un buen libro?
En 1976, la URSS realizó un canje inédito entre el disidente Vladímir Bukosky y el líder comunista chileno, Luis Corvalán. ¿Cuál era la posición soviética respecto al gobierno de Pinochet?
Como es sabido, nosotros no manteníamos relaciones con Pinochet, así como muchas otras naciones. Hablamos de hechos históricos y la posición soviética es harto sabida. Respecto a Corvalán, yo trabajaba como agregado diplomático en esos días. En Cuba, conocí a varios chilenos que partían al exilio, entre ellos al dirigente comunista Volodia Teitelboim.
Él nos relató el golpe del 73. Al momento de la llegada de Corvalán a Rusia yo no me encontraba en Moscú, pero sé del cálido recibimiento que tuvo por parte de Leonid Brézhnev y otras altas autoridades soviéticas.
Una última pregunta… El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov hizo una visita a nuestra región y se refirió a un desconocimiento respecto a los sucesos en torno al conflicto que se registra en Ucrania. ¿A qué se refiriere en concreto?
Como país, nos preocupa la falta de información. La televisión occidental y gran parte de la prensa muestran una parte de los hechos; es decir, lo que “quieren” presentar. Dan cuenta de los sucesos de una manera unilateral.
Se supone que el periodismo debe dar una información objetiva, pero no se habla de las dos caras del conflicto. ¿Por qué sucede esto? Se lo pregunto a usted, como periodista… No sé por qué ustedes dan este tipo de información… Si, por ejemplo, un chileno quiere tener información objetiva para sacar sus propias conclusiones, no puede acceder a tal información.
Afortunadamente, hoy en internet hay mayor pluralidad y se pueden encontrar diversas voces sobre el tema. Pero nos preocupa la falta de pluralidad sobre este tema.
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