La lógica de la crisis alrededor del gasoducto South Stream

Bruselas y Washington han presionado a Bulgaria y Serbia para retrasar la realización de un proyecto de Gazprom en Europa. Fuente: Reuters

Bruselas y Washington han presionado a Bulgaria y Serbia para retrasar la realización de un proyecto de Gazprom en Europa. Fuente: Reuters

En junio de 2014 Bulgaria y Serbia anunciaron la suspensión de los trabajos de construcción del gasoducto South Stream. Sin embargo, tampoco puede decirse que el proyecto pueda darse por terminado.

Bruselas y Washington han presionado sobre todo a Bulgaria, ya que este participante del proyecto es el más débil y el más dependiente de las ayudas europeas, y la presión ha dado resultado. Las aspiraciones de la Comisión Europea son bastante confusas y no muestran una postura concreta. En el futuro, esto permitirá a Bruselas presionar en función de las circunstancias. Por ahora se trata de averiguar si el proyecto del gasoducto cumple con las normas del tercer paquete energético.

El vínculo entre lo sucedido con el South Stream y la crisis en Ucrania y, en general, el empeoramiento de las relaciones de Rusia con Occidente, es evidente.

Haz click en la imagen para aumentarla. El gasoducto South Stream irá por el fondo del Mar Negro hasta Bulgaria, después pasará por Serbia, Hungría, Eslovenia e Italia. El coste estimado de su construcción es de 16.500 millones de euros, de los cuales 10.000 millones se destinarán a la parte marítima. Su explotación comenzará en diciembre de 2015 (con un bombeo de 15.750 millones de metros cúbicos anuales) y alcanzará su máxima capacidad (63.000 metros cúbicos) en 2018.

Pero, en mi opinión, existe una cuestión que tiene la misma importancia respecto a la concepción del suministro energético a Europa. Las normas del Tercer Paquete Energético europeo estipulan que la extracción y el transporte del gas no pueden ser responsabilidad de una sola compañía, aunque hasta el momento no ha habido ningún precedente de separación forzosa de estas funciones.

Este punto se ha utilizado para averiguar si Rusia está dispuesta a aceptar las condiciones de la UE. Si esto ocurre, Bruselas intentará introducir cambios en el propio formato del diálogo energético.

Este retraso artificial en la realización del proyecto no debería contemplarse simplemente como un chantaje de Moscú con el objetivo de obtener preferencias para Kiev, el destino de la economía ucraniana preocupa a los europeos, por supuesto, aunque no tanto como su propio destino.

Del mismo modo, tampoco debemos ver en lo sucedido algún tipo de sanción por parte de Occidente. Para Europa, la suspensión del proyecto no es tanto un intento de castigar a Rusia como de obligarle a jugar según sus normas. Pero para Estados Unidos, que ha mostrado una gran actividad y ha ejercido una potente presión sobre Bulgaria y Serbia, todo lo sucedido es principalmente un elemento de batalla política.

Para entender la postura en este diálogo de la UE es necesario tener en cuenta varias circunstancias. En primer lugar, nunca ha habido una única postura europea respecto a ninguna cuestión; en segundo lugar, existe una antigua voluntad de expulsar a las compañías rusas que operan en Europa y de no permitir que entren a las compañías que lo intentan.

Así sucedió, por ejemplo, con el intento fallido de Surgutneftegaz de comprar la compañía petrolera húngara MOL. En un futuro próximo se espera que Gazprom tenga problemas en los países bálticos.

En esta misma línea, los gobiernos de Austria y Serbia ya se han manifestado a favor de seguir construyendo el South Stream. Según declaraciones del secretario de prensa del canciller de Austria, Viena defenderá el proyecto en la Comisión Europea ante los demás países. En estos momentos se está redactando una declaración colectiva. Su promotor, a todas luces, es el primer ministro de Italia, Matteo Renzi. A él se unirán Bulgaria, Serbia, Hungría, Eslovenia, Croacia y Austria, los países por cuyos territorios está previsto que pase el gasoducto.

Debido al retraso en la realización del proyecto, se está estudiando la posibilidad de construir el gasoducto a través de Turquía, aunque esta no pertenezca a la UE. En esta situación, Ankara es prácticamente el principal beneficiario. Cualquier proyecto de transporte de gas hacia Europa del Sur y del Este, excepto el ruso, propone la participación obligatoria de Turquía. Cuando la amenaza se cernía sobre el South Stream, el presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymujamedov, hizo una visita a Ankara precisamente.

El gasoducto South Stream entra en la batalla política de los recursos

Cabe señalar que la decisión del gobierno búlgaro de suspender las obras del South Stream se debe en gran medida al cisma en la coalición del poder y a la insistencia del líder del partido político proturco “Movimiento por el derecho y la libertad”, Liutvi Mestán, sobre la celebración de unas elecciones parlamentarias anticipadas.

A pesar de que la realización del corredor energético del Cáucaso Sur avanza rápidamente, este proyecto no puede considerarse un sustituto del South Stream, ya que no abarca todos los países por los que se planea que pase el gasoducto ruso y su capacidad prevista es dos veces menor que la del gasoducto ruso (63.000 millones de metros cúbicos frente a 30.000 millones de metros cúbicos al año).

Sus reservas de gas tampoco son demasiado importantes (el yacimiento en Azerbaiyán permitirá suministrar un máximo de 10.000 millones de metros cúbicos al año). Sigue siendo dudosa la participación de Turkmenistán en este proyecto debido al estatus irregular del mar Caspio y de los riesgos relacionados con la posición de Irán. A pesar de las complejidades, una solución podría ser incluir en el proyecto los yacimientos del norte de Irak sobre los que se negoció durante el proyecto Nabucco

La tarea de Rusia en esta etapa consiste en reforzar en la UE a los partidarios del South Stream y continuar garantizando el interés de estos países en el proyecto sin dañar sus propios intereses. También es necesario encontrar intereses comunes con Turquía y mantener el estatus no definido del mar Caspio.

Hay que tener en cuenta que en Bulgaria se celebrarán unas elecciones parlamentarias anticipadas y que el partido de derechas liderado por Boiko Borísov tiene posibilidades de ganar. Al recordar los ya cerrados proyectos de la central nuclear de Belene y del oleoducto Burgas-Alejandrópolis, no hay que dudar de los enormes riesgos que corre el proyecto del South Stream.
Dmitri Ofitsérov-Belski es doctor en Ciencias Históricas y profesor del departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Escuela Superior de Economía de Perm.

 

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Artículo publicado originalmente en ruso en Foreign Policy.

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