Manifestación de partidarios de Stepán Bandera desfilan por la calle. Fuente: Reuters
Las autoridades rusas han explicado la operación de Crimea amparándose “en la defensa de la población rusa de estos vándalos fascistoides”. Los líderes revolucionarios ucranianos y Occidente, que los apoya, esquivan con ironía las acusaciones, considerando que se trata de “una mentira de los propagandistas del Kremlin”.
¿Qué grado de componente nacionalista hay en la ideología del Maidán? ¿Sería correcto considerar “patrióticos” y “europeístas” a todos los que participaron en la revuelta, herederos de los banderovtsy, insurrectos ucranianos de las décadas de 1930 y 1940?
¿Cuál es la influencia de las ideas nacionalistas y de los banderovtsy en la historia de la vida política de la Ucrania postsoviética?
La ideología de Maidán
La vida política ucraniana lleva muchos años marcada por la oposición entre dos partes aproximadamente iguales en cuanto a su número de electores: la del Oeste con la región central más próxima a ella y la del Sudeste. La población de estas regiones se diferencia por sus relaciones culturales: en la parte oriental predomina la lengua rusa y en la occidental está relativamente más extendido el ucraniano. Son distintas también desde el punto de vista económico: el Este es, en su gran mayoría, industrial y el Oeste, agrario.
Actualmente, la composición de Euromaidán está integrada mayoritariamente por representantes de las regiones occidentales. Su ideología no refleja el consenso con los representantes del Este, como tampoco la ideología del nacionalismo ucraniano.
El nacionalismo ucraniano se formó como ideología en el primer tercio del siglo XX y tiene una naturaleza semejante al nazismo alemán y otra serie de ideologías de derechas de aquella época. Esto determina su extrema intolerancia, su tendencia a la intervención política directa, a la violencia, a la negación de los derechos de las minorías.
Los nacionalistas ucranianos consideran imprescindible emplear la “mano de hierro” para construir la nación, oprimiendo brutalmente y al máximo a los elementos no ucranianos de la sociedad. El problema reside en que los elementos no ucranianos en Ucrania son la mayoría. Su porcentaje es bastante grande incluso en la región con habla mayoritariamente ucraniana de la parte occidental, Galitzia, y en la parte sudeste del país representan la mayoría absoluta.
El nacionalismo ucraniano en la Segunda Guerra Mundial
En los años de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en la parte occidental de Ucrania, operaba el Ejército Rebelde de Ucrania capitaneado por Stepán Bandera y su mano derecha, Román Shujevich (quienes recibieron los títulos de héroes de Ucrania a título póstumo por parte del presidente Víktor Yúschenko, distinción de la que fueron privados en 2010 por Víktor Yanukóvich). Son las páginas más conocidas de la historia del nacionalismo ucraniano.
Los “banderovtsy” mantenían unas relaciones complejas con las fuerzas de ocupación alemanas, pero siempre partían de que su enemigo principal era la URSS. Esta idea condicionaba toda la ideología del nacionalismo ucraniano, en virtud del cual el adversario principal de los ucranianos eran los “moskali”, es decir, todos los rusos que no comparten los valores del nacionalismo ucraniano, aunque sus enemigos, desde luego, también eran los polacos y los judíos.
Hasta 1939, cuando los territorios de Ucrania occidental formaban parte de Polonia, la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) de Stepán Bandera fomentó la actividad política antipolaca y el sabotaje. La cúpula del Tercer Reich entendía que la actividad de los “banderovtsy” podía ser de utilidad: por ejemplo, les sirvieron en bandeja su deseo de “limpiar la tierra ucraniana de elementos indeseables”, es decir, entre otros, de judíos y de comunistas.
Sin embargo, el Tercer Reich no compartía la idea de Bandera respecto a una Ucrania independiente, a resultas de lo cual Bandera fue encerrados en un campo de concentración, donde permaneció cautivo hasta 1944, aunque, a decir verdad, en condiciones muy confortables en comparación con otros presos. En los años de ocupación alemana los nacionalistas ucranianos sirvieron activamente en las estructuras militares alemanas: en las divisiones SS “Galitzia”, en el batallón “Najtigal”, en “la legión ucraniana”, en la policía local. Formaciones no responsables del Reich también efectuaban limpiezas étnicas de los territorios que consideraban genuinamente ucranianos, teniendo periódicamente enfrentamientos armados con las tropas de ocupación alemanas.
Son tristemente conocidos los pogromos de judíos en la Ucrania occidental acaecidos en 1941, así como la masacre de polacos en Volinia entre 1943-1944, en que, según historiadores polacos, fueron asesinados cerca de 150.000 ciudadanos de nacionalidad polaca. También sometieron al terror a rusos y ucranianos que no se mostraban de acuerdo con la teoría y la práctica de los nacionalistas ucranianos.
En 1944, Bandera fue liberado del campo de concentración para encabezar la lucha del UPA (Ejército Insurgente Ucraniano) contra el Ejército Rojo y la administración soviética. El punto más álgido de la actividad de los nacionalistas ucranianos se registró en 1944-1945 y en los primeros años de posguerra, cuando al inicio de la Guerra Fría se pactó su colaboración con los servicios de inteligencia británicos y norteamericanos. Sin embargo, a mediados de la década de 1950, su actividad subversiva cesó, muchos de ellos decidieron reincorporarse a la vida civil. El propio Bandera, después de la guerra, vivió en Múnich custodiado por la inteligencia británica y siguió colaborando con ella hasta que en 1959 fue asesinado por el agente del KGB Bogdán Stashinski, que utilizó una pistola especial cuyo proyectil era una jeringa cargada con cianuro potásico.
El nacionalismo ucraniano en los medios de comunicación y en el sistema educativo
Durante todos estos años en la Ucrania postsoviética la parte del sudeste se ha diferenciado de la occidental por el hecho de que no tenía identidad propia ni ideología nacional. Esto determinó una situación bastante penosa: incluso cuando ha habido en el gobierno de Kiev representantes del sudeste, dejaban toda la esfera humanitaria de la política en manos de los nacionalistas ucranianos de Galitzia.
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De este modo, en la dirección del sistema educativo y de política informativa, no se reflejaba la escisión del país, todo quedaba supeditado a la única tendencia: la nacionalista. Por tanto, los nacionalistas ucranianos han tenido un poder absoluto sobre el sistema educativo y con esa imagen tan potente han influido también en la política de los medios de comunicación. Por eso, la nueva generación de niños ucranianos ha estudiado con libros de texto en que se presentaba una mirada ultranacionalista de la historia de Ucrania.
En la televisión constantemente se emiten programas en que se hace propaganda de las ideas del nacionalismo radical ucraniano. Los frutos de esta educación escolar e informativa se están recogiendo hoy, cuando incluso en el sudeste de Ucrania abundan los jóvenes nacionalistas ucranianos menores de 30 años, cuyos padres no se distinguían por albergar un sentimiento identitario ucraniano muy marcado o que bien se consideran a sí mismos rusos.
Oleg Nemenski, doctorando de Historia, colaborador científico del Instituto de Eslavística de la Academia de las Ciencias de Rusia, colaborador del centro de ucranianistas y bielorrusistas de la MGU y colaborador científico principal del Instituto Ruso de Investigadores Estratégicos.
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