El giro asiático de Rusia

Vladímir Putin en un encuentro con el primer ministro japonés Shinzo Abe. Fuente: Reuters.

Vladímir Putin en un encuentro con el primer ministro japonés Shinzo Abe. Fuente: Reuters.

Las sanciones y la partida de inversores occidentales de Rusia debido a las crisis en Ucrania obligará al país euroasiático a mejorar sus relaciones con sus socios orientales. Asia se podría convertir, a medio plazo, en el principal mercado de bienes rusos, además de una fuente de capital y tecnología.

"Estas sanciones no sólo tendrán un impacto significativo en la economía rusa, sino que pueden ser perjudiciales para la economía global. Sin embargo, Rusia debe saber que lo único que conseguirá una escalada de la tensión es un mayor aislamiento en la comunidad internacional", declaró el presidente estadounidense Barack Obama al anunciar un nuevo paquete de sanciones contra Rusia.

Entre ellas se incluye la congelación de activos en EE UU y la prohibición de la entrada los EE UU para una serie de altos funcionarios rusos, directores de compañías estatales así como a empresarios con vínculos con el Kremlin. La única empresa incluida en las sanciones es el Banco Rossiya. La UE ha tomado unas sanciones similares. Además, se ha castigado a Moscú con su exclusión del G8, y con la suspensión de las negociaciones en comercio e inversiones (EE UU) y sobre visados (UE) así como la cooperación ténico-militar.

La visión del mundo de los negocios internacional es unitaria a la hora de valorar el alto riesgo que supone cualquier operación relacionada con Rusia. Además, la reacción de los mercados financieros globales también puede ser muy perjudicial para la Federación. Las agencias de calificación, Moody´s y S&P, ya han rebajado la perspectiva de la nota a la deuda rusa.

En caso de que se rebaje la valoración, aumentaría el precio de los préstamos en el mercado exterior. En primer lugar afectaría al Estado, y posteriormente a las instituciones financieras clave como Sberbank, VTB y VEB, y finalmente a todas las compañías rusas que piden préstamos en Occidente.

Según el Banco Central de Rusia, a principios de 2014 los bancos rusos acumulaban una deuda externa cercana a los 215.000 millones de dólares, mientras que las empresas una de 438.000 millones. Solamente en los próximos dos años, los bancos deberían pagar alrededor de 88.000 millones de dólares en deudas, por 182.000 millones de las empresas. En estos momentos el gobierno se está dedicando a acumular reservas en caso de que tenga que comprar obligaciones de deuda privada de empresas rusas a empresas extranjeras, algo similar ocurrió durante la crisis del 2008-2009.

Por otro lado, en caso de una escalada de tensión con Occidente, es posible que a las empresas rusas se les deniegue el acceso a los principales centros financieros. Durante años, las mayoría de estas empresas realizaban sus ofertas públicas de venta (OPV) en la Bolsa de Londres, donde hay 53 compañías rusas inscritas en el Mercado de Valores Primario con una volumen de capitalización cercano a los 500.000 millones de dólares.

También se han realizado importantes operaciones en la Bolsa de Nueva York, en el NYSE y en el NASDAQ. A partir de ahora, o bien se prohibirán o se pospondrán de manera indefinida. Otra de las consecuencias negativas será la fuga de capitales, que podría alcanzar los 50.000 millones de dólares por cuatrimestre.

En caso de que la UE trate de reducir su dependencia del petróleo y gas rusos, las consecuencias también serían negativas, además las relaciones con Moscú se harían más tirantes. Sin embargo, debido al nivel de dependencia energética, está claro que Europa no será capaz de dejar de comprar recursos rusos de la noche a la mañana. La principal amenaza es una posible liberalización de las exportaciones de gas natural licuado (GNL) procedente de los EE UU.

Con la mirada puesta en el Este

Mientras tanto, da la impresión que Moscú ya ha ideado un plan para cubrir esas bajas. Como respuesta a las sanciones de Occidente debería desarrollar los lazos comerciales y económicos con el Este. Asia podría convertirse realmente en una alternativa al mercado europeo, dice Sergio Men, socio ejecutivo de la boutique de inversiones Eurasia Capital Partners con base en Hong Kong.

Señala que los países del Este y Sudeste asiático son los mercados de mayor crecimiento para las exportaciones clave de Rusia: gas y petróleo, metales, productos químicos y comida. Desde 2009 China ha sido un socio comercial de gran importancia (89.000 millones de dólares de intercambio en 2013). Además, Pekín está dispuesto a ayudar a sus socios rusos. A pesar de la tímida reacción política por parte de China a los eventos en Crimea, el gigante asiático ha demostrado que está dispuesto a prestar ayuda económica a Rusia en caso de que se vea afectada por las sanciones.

Al mismo tiempo, Rusia podría fortalecer la cooperación con otros socios alternativos, como Corea del Sur y Japón, que está muy preocupado por el gran ascenso de China. "Tras la llegada al poder del primer ministro Shinzo Abe, Tokio ha puesto muchas esperanzas en su cooperación con Rusia. No solo pretende que las empresas japonesas se implanten en el Extremo Oriente ruso sino también colaborar para que Rusia no se convierta simplemente en el apéndice que provee a China de material primas", declaró un experto acerca del Gobierno japonés. 

 

En este sentido, Abe fue el único líder de los países del G7 que fue a las Olimpiadas de Sochi. El objetivo consistía en estrechar las relaciones personales con el presidente ruso Vladímir Putin. Sin embargo, Tokio se enfrenta cada vez a más presiones por parte de los países occidentales.

EE UU se enfrenta ante un serio dilema geopolítico: continuar presionando a Tokio y a Seúl para aumentar el aislamiento de Moscú o permitir que sus propios socios asiáticos se limiten a establecer una serie de sanciones simbólicas para que Moscú no caiga en los brazos de los camaradas chinos, sin que Rusia tuviera otra alternativa.

Artículo publicado originalmente en ruso en Kommersant

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