Fuente: PhotoXpress
La situación creada alrededor de la unión de Crimea a Rusia recuerda a lo sucedido poco después del reconocimiento por parte de Moscú en 2008 de la independencia de Abjasia y Osetia del Sur. Occidente se ha negado de forma categórica a reconocer el cambio en el status jurídico de Crimea, que ha pasado de ser una autonomía ucraniana a un sujeto de la Federación Rusa. Mientras que la situación en algunos países en desarrollo ha sido diferente.
A finales de la pasada semana el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia agradeció al gobierno de Nicaragua el apoyo prestado en relación con la situación en Crimea. Según fuentes de RBTH en la diplomacia rusa, el viceministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Serguéi Ryabkov, expresó su agradeciemiento por el firme y continuado apoyo de Nicaragua a la posición rusa en Crimea y Sebastopol, así como al enfoque ruso para la resolución de la crisis en Ucrania.
El interlocutor de Riabkov era el representante especial del presidente de Nicaragua para asuntos de cooperación económico-comercial con Rusia, Luis Ortega, que estaba en Moscú en visita de trabajo.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso también agradeció al embajador cubano en Moscú, Emilio Losada García, la posición de Cuba en el asunto.
Previamente había mostrado su apoyo a Rusia el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Calificó las amenazas de sanciones a Rusia por parte de Occidente como una grosería. "En lugar de amenazar a Putin, la comunidad internacional más bien debería darle el premio Nobel de la Paz, por haber detenido la guerra en Siria y evitar la guerra hoy en Ucrania", declaró Maduro en directo en la radio venezolana.
En su opinión lo sucedido en Crimea es una respuesta al formato que llevó a implosionar a la democracia ucraniana. "Y el formato tiene un solo responsable que es la política de EE UU y de Europa", dijo. "Quieren rodear a Rusia para debilitarla, para allanarla, para destruirla. Es un viejo sueño de 300 años, que algunas élites occidentales han buscado concretar. No pudieron con Napoleón, no pudieron con Hitler, aunque son cosas distintas la historia napoleónica y de Francia y la historia de Hitler. Pero en la misma tradición ahora van por Rusia otra vez. No van a poder".
El presidente de Venezuela culpó a los países que no reconocieron los resultados del referéndum de Crimea de aplicar un doble rasero recordando a Kósovo y las islas Malvinas. En una clave similar habló la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Declaró que la negativa de EE UU y Gran Bretaña a reconocer la entrada de Crimea en Rusia es un problema político de dos raseros.
Cristina Fernández de Kirchner y Vladímir Putin mantuvieron una conversación telefónica el 25 de marzo. "Durante el intercambio de opiniones sobre la situación en Crimea y Ucrania, ambas partes han mostrado semejanza de posturas en (...) lo inadmisible de la política de doble rasero por parte de algunos países occidentales", informó el Kremlin en un comunicado.
Kirchner comparó el referéndum en Crimea con el plebiscito del año pasado en las islas Malvinas que Argentina considera suyas. La comunidad internacional reconoció la voluntad de los habitantes del archipiélago, que en su inmensa mayoría votaron por mantenerse dentro de Gran Bretaña, a pesar de las protestas de Buenos Aires. "Exigimos que el principio de integridad territorial que alegan los grandes estados se aplique a todos. O bien mantenemos todos unos mismos principios o vivimos en un mundo donde no hay ley y funciona la ley del más fuerte", recalcó Fernández, hablando de la reacción que ha provocado el referéndum de Crimea en Occidente.
La posición de Argentina sin embargo puede ser considerada ambigua. A pesar de las duras críticas de la presidenta hacia Occidente, en el Consejo de Seguridad de la ONU Argentina votó a favor de la resolución que condenaba las acciones de Rusia en Crimea y no reconocía el referéndum.
También Chile, como miembro no permanente, votó a favor de la resolución estadounidense en el Consejo de Seguridad de Latinoamérica, Chile. Y esto a pesar de que Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, había aclarado a los embajadores de los países de América Latina en Moscú, ya el 12 de marzo, la posición de Rusia sobre Ucrania.
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