El ministro Serguéi Lavrov (a la izquierda) se reunió con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en Ginebra. Fuente: AP
Moscú ha puesto en duda la legitimidad de las decisiones de la Rada Suprema y ha mostrado su esperanza de que el nuevo Gobierno cumpla con las obligaciones que asumió durante la firma del acuerdo del 21 de febrero. Estas obligaciones incluyen un proceso de reforma constitucional con la participación de todas las regiones de Ucrania y la posterior celebración de un referéndum nacional.
“La oposición no ha cumplido lo acordado. No se han entregado las armas, los edificios administrativos y las calles de Kiev no se han liberado y los radicales siguen controlando la ciudad. En lugar de la creación de un gobierno de unidad nacional, como habían prometido, se ha declarado la creación de un gobierno de los vencedores”, declaraba Serguéi Lavrov el 3 de marzo en una rueda de prensa en Ginebra.
El acuerdo para la regulación del conflicto en Ucrania fue firmado el 21 de febrero por los representantes del gobierno y de la oposición, así como por varios representantes de la Unión Europea (los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania y Polonia). Sin embargo, el 22 de febrero se produjo un cambio en el poder: la Rada Suprema destituyó a Víktor Yanukóvich de sus funciones, cambió la Constitución, encomendó el desempeño de las funciones de presidente al portavoz del parlamento, Alexander Turchínov, y convocó unas elecciones presidenciales el 25 de mayo.
El ministro ruso ha comentado también los rumores sobre la entrada de las tropas rusas en Crimea. Según Lavrov, Moscú cuenta con el apoyo del Consejo de la Federación para enviar tropas a Ucrania con el único objetivo de normalizar la situación sociopolítica y frenar a los radicales ucranianos.
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El ministro subraya que se trata exclusivamente de la protección de los ciudadanos rusos y de sus compatriotas, de la defensa del derecho fundamental de las personas: el derecho a la vida.
El ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa ha invitado a sus homólogos occidentales a dejar de lado sus intereses geopolíticos y a tener en cuenta los intereses del pueblo ucraniano: “Aquellos que intentan tratar la situación actual como una agresión son los mismos que amenazan con posibles sanciones y boicots, los mismos que de forma insistente y gradual han llevado a las fuerzas políticas que les eran más afines hacia el ultimátum y el rechazo al diálogo, hacia el menosprecio por las preocupaciones del sur y el este de Ucrania y, finalmente, hacia la polarización de la sociedad ucraniana. A ellos les pedimos que muestren una actitud responsable, que dejen de lado sus cálculos geopolíticos y que antepongan los intereses del pueblo ucraniano”.
En base a información aparecida en RIA Novosti (2),(3),(4).
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