Alrededor de la plaza Maidán giran varias historias distintas. ¿Cómo se relacionan unas con otras?
Maidán ha pasado por varias fases. La primera fue el Euromaidán, una enorme campaña propagandística que intentaba convencer a la sociedad ucraniana de que la asociación con la UE significaba ver cumplidos los sueños de los ucranianos. Todo ello a pesar de que el Acuerdo de Asociación con la UE no tenía nada que ver con la europeización interna del país en el plano cultural o en cuestiones de política social y económica. El acuerdo no les prometía ninguna ventaja: ni un régimen sin visado ni un aumento de la inversión. No obstante, una gran parte de la sociedad ucraniana creía que era una forma de cumplir su elección europea.
¿Y todo esto es el resultado de una campaña propagandística?
No, la propaganda por sí sola no habría llegado tan lejos.
De todos modos, en el imaginario colectivo de una parte de los ucranianos se ha asentado con el tiempo una especie de complejo de inferioridad, de provincialismo. De ahí la necesidad de una compensación con la promesa de la adhesión a Europa.
Sin embargo, el movimiento Maidán pasó rápidamente esta 'eurofase', que era relativamente pacífica. Y lo más sorprendente es que los ataques de algunos grupos nacionalistas se combinaran con la inspiración de la clase intelectual.
El nacionalismo callejero más radical e iletrado puede distinguirse en gran medida de la clase intelectual en el plano social, pero, en esencia, se trata de gente que tiene en su conciencia una serie de mitos ucranianos creados precisamente por la clase intelectual. El nacionalismo es hijo de la clase intelectual, ya que esta inventa los mitos nacionales.
¿Se encuentra la revolución ucraniana en un estadio de reacción química incontrolable?
No, en estos momentos está pasando por una etapa muy interesante de negociaciones políticas. Es cierto que los líderes del Maidán no son quienes controlan a los radicales, ni Klichkó,ni Tiagnibok… Difícilmente podrían estos desempeñar esta tarea, por lo que tampoco serán una parte en las negociaciones.
No obstante, de alguna manera se están llevando a cabo negociaciones con el Maidán, ya sea “el sector de la derecha” a través de sus delegados en contacto directo con Yanukóvich, o bien lo servicios secretos extranjeros influyendo en la oposición.
¿Y hasta qué punto es poderosa la influencia de los oligarcas?
Es muy poderosa, desde luego. Ucrania es el país con más oligarcas del espacio postsoviético, y son ellos precisamente los que tienen más motivos para oponerse al acercamiento de Rusia y a la entrada en la Unión Aduanera, ya que temen ser engullidos por los oligarcas rusos.
Todo el mundo sospecha que los oligarcas están detrás de todo, pero, ¿cómo ha llegado la clase media a las barricadas? Tanto en el Maidán como en la plaza Bolótnaya de Moscú.
La clase media, tanto en Moscú como en Kíev, es una parte bastante insignificante de la sociedad, como sucedía en los años 60-80 en Occidente, pero en las grandes ciudades tiene bastante representación.
Existe una nueva generación de personas con formación académica, de modo que se trata de una especie de protesta cultural: nosotros, que somos tan cultos y formados, tenemos que someternos a unos políticos incultos y salvajes. Este es un motivo universal de protesta en la subcultura del consumo, aunque es cierto que este tipo de motivación encaja más con la plaza Bolótnaya…
Además, las concentraciones en la plaza Bolótnaya no derivaron en un Maidán.
Porque nuestro gobierno fue más inteligente. En nuestro país, una minoría insignificante vive instalada en el odio y el ensañamiento contra el poder. Y para que se dé una explosión como la del Maidán se necesita una carga muy fuerte de odio irracional. No solo la ausencia de confianza en el poder o una opinión escéptica sobre él, estas son cosas que abundan en todos los países, sino una carga de odio capaz de forzar unas elecciones para derrocar de manera legal a un presidente que ha hartado a la sociedad.
¿Qué es lo que puede aprender Rusia de lo sucedido en el Maidán?
La lección principal que debe aprender es: el poder, que en algún momento pensó que nada podía detenerle, que la expansión de la “familia” y del modelo de relaciones entre clanes corruptos no tenía límites, que se ha dedicado a comerciar con política, ha olvidado que en realidad todo sucede en un plano público, en la sociedad, que la gente lo ve todo y puede provocar un colapso. La sociedad, a la que acostumbraban a tratar como pura estadística, tiene un límite y puede convertirse de pronto en un serio oponente.
¿Cuáles son sus pronósticos respecto al Maidán?
A pesar de que hemos pasado a una fase mucho más tranquila, de negociaciones políticas, la situación no se ha solucionado. Yanukóvich no tiene recursos para resolver el conflicto por la fuerza, ya que ni las fuerzas armadas ni las élites de poder están dispuestas a ir con él hasta el final. No puede declarar el estado de emergencia en la Rada Suprema y la aprobación de un decreto presidencial de manera unilateral le privaría de su única carta: la legitimidad de su estatus, ya que es presidente por ley. Si se sale del marco de la ley perderá esta única carta.
Pilar Bonet para Rusia Hoy: Horas decisivas para el futuro de Ucrania
Y si continua manteniendo el poder por mucho tiempo acabará agravando todavía más la situación, por lo que yo creo que todo se resolverá en las elecciones.
¿Habrá elecciones anticipadas o se celebrarán en la fecha planeada?
Esto ya no importa demasiado. Es posible que el sudeste de Ucrania presente a las elecciones una figura más neutral y fuerte y gane. Pero entonces habrá que ver la reacción a esta victoria de las regiones más occidentales. ¿Podrían estas decidirse por la autodeterminación? Si, por otro lado, gana un líder de la oposición, todo depende de lo radical que sea. Lo que sí es cierto es que, después del Maidán 2, el nacionalismo occidental ucraniano jugará un papel muy importante y la presión sobre el sudeste se reforzará.
Artículo publicado originalmente en ruso en Rossíyskaya Gazeta.
Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.