Nelson Mandela y la URSS: el papel de Rusia contra el 'apartheid'

Fuente: Reuters

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Mientras el mundo está de luto por la muerte de este gran hombre de estado, Rusia Hoy revisa sus largas relaciones con Rusia y la Unión Soviética, que desempeñó un importante rol en la oposición al régimen de apartheid en Sudáfrica.

Cuando Nelson Mandela cumplió 95 años en julio, Vladímir Putin tributó a este gran líder uno de los más sentidos homenajes: “Tu nombre está inseparablemente ligado con toda una época de la historia moderna de África, que anunció la construcción de una República de Sudáfrica nueva y democrática”, dijo el presidente ruso, que también alabó la contribución de Mandela al desarrollo de las relaciones entre los dos países. Pero ningún discurso sobre la lucha de Sudáfrica contra la tiranía del apartheid puede estar completo sin una mención al papel de la Unión Soviética, un país que el gran líder sudafricano tuvo en gran estima.

“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, su procedencia o religión. La gente aprende a odiar. Y si pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, ya que el amor llega al corazón humano en modo más natural que su contrario”, Nelson Mandela en El largo camino hacia la libertad.

El 30 de abril de 1999, en su visita oficial a Moscú, se le concedieron a Mandela dos doctorados honoris causa en la Academia Rusa de Ciencias. Esto significó la celebración de unas buenas relaciones que duraron casi tres décadas. “Interpretaré esta acción como un tributo también a los intelectuales de nuestro país, de cualquier raza y procedencia, que han seguido su vocación para modelar la compleja experiencia y las aspiraciones de nuestra sociedad y convertirlas en la visión unitaria y factible de una sociedad en paz consigo misma”, dijo Mandela al aceptar el homenaje en nombre de su país.

Durante esta visita oficial, Mandela expresó su gratitud por la solidaridad del pueblo ruso en la lucha sudafricana contra el apartheid y por la libertad. La Unión Soviética fue la vanguardia de los movimientos anticoloniales y antiapartheid. En una época en la que la segregación era la norma en muchas partes de los EE UU, Moscú promovía vehementemente el concepto de igualdad de razas y naciones. No es ningún secreto que la URSS fue el principal promotor del Congreso Nacional Africano (ANC), que fue incluido en los 80 en la lista estadounidense de grupos terroristas por la administración de Ronald Reagan.

 

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Desde los 60 hasta principios de los 90, la URSS, por medio de sus especialistas militares, entrenó a miles de comandos de la MK, el brazo armado del ANC, en su lucha contra el régimen racista. “Se ha reconocido que la Unión Soviética fue el principal benefactor del ANC, ya que le proporcionaba apoyo militar en forma de armamento, además de entrenar a unos 2.000 comandos del MK”, afirma la página South African History Online. “Los sóvieticos ayudaron al ANC a mantener unas estructuras que sufrían un gran acoso, especialmente en la época de crisis de los 70. Después de ese momento, los grupos del MK entrenados en la URSS realizaron devastadores ataques que se sumaron a la presión que llevó a los líderes del apartheid a sentarse a la mesa de negociación”

Era fácil para los críticos de Mandela tacharlo de comunista y restar importancia a las intenciones de la URSS al apoyar el fin del régimen racista en Sudáfrica. El gran líder, sin embargo, era pragmático hasta el extremo. En su autobiografía, El largo camino hacia la libertad, Mandela escribió con un punto de humor: “Siempre habrá alguien que afirme que los comunistas nos estaban utilizando. ¿Pero quién le dice que no eramos nosotros los que los usábamos a ellos?”.

Visto el gran papel que desempeñó la Unión Soviética en la liberación de Sudáfrica contra el régimen racista, no sorprende que Mandela tuviese una debilidad por Rusia, incluso mucho después de la caída del bloque del Este. En 1990, el mismo año en que salió de la cárcel tras 27 largos años, la URSS galardonó a Mandela con el Premio Lenin de la Paz. El gran líder sudafricano fue la última persona que recibió este premio, otorgado por un país que desapareció poco después, pero Mandela le concedió la suficiente importancia para seguirle la pista. En su primera y única visita oficial a Rusia, Mandela preguntó a sus asistentes qué había pasado con la condecoración. En 2002, el embajador de Rusia en Sudáfrica, Andréi Kushakov, le entregó al líder la medalla de oro.

“El mundo ha cambiado mucho desde que recibimos el premio, pero el mundo sigue teniendo tanta necesidad como siempre de la solidaridad que demostró ese generoso gesto”, dijo al recibir el premio.

La visita oficial de Mandela en 1999 estableció las bases para una mayor cooperación entre Rusia y Sudáfrica. Durante esta visita, Mandela y Borís Yeltsin firmaron una declaración en la que se comprometían a reforzar los vínculos políticos y las relaciones económicas en áreas como la producción de oro y diamantes. Desde ese momento, los países han intensificado su cooperación bilateral y multilateral, hasta el punto que Moscú fue el principal impulsor de que Sudáfrica se uniese al grupo formado por Brasil, Rusia, India y China, que pasó así de BRIC a BRICS. El desarrollo de estos vínculos y la creciente solidaridad entre los miembros de este grupo es algo que hubiese hecho que Nelson Mandela, uno de los mayores estadistas de la historia, se sintiese muy feliz.

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