Estados Unidos rescinde un contrato de compra de helicópteros rusos para Afganistán

Fuente: Reuters

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Hasta el momento se habían adquirido 20 ejemplares como refuerzo para las Fuerzas Armadas de Afganistán y estaba previsto una nueva partida de 15, que se acaba de cancelar. La salida de las tropas norteamericanas a principios de 2014 abre un nuevo en el país.

El Ministerio de Defensa de los Estados Unidos se ha negado a adquirir otros 15 helicópteros rusos Mi-17 (por un valor de 345 millones de dólares) para las fuerzas aéreas de Afganistán.

Con anterioridad, los estadounidenses —que tienen previsto abandonar Afganistán a principios de 2014— ya habían adquirido 20 ejemplares de estos helicópteros como  refuerzo para las Fuerzas Armadas afganas. En total, según los acuerdos cerrados entre Moscú y Washington en el marco de la lucha contra el terrorismo internacional, el Pentágono debía adquirir 63 helicópteros Mi-17B-5 (valorados en 1.100 millones de dólares) para el gobierno de Kabul.

La portavoz oficial del Pentágono, Maureen Schumann, ha anunciado que el Ministerio de Defensa de los EE UU se ha visto obligado a revisar sus planes de adquisición de armamento en 2014 para las fuerzas de seguridad afganas “tras consultarlo con el Congreso”. Asimismo, ha confirmado que todos los acuerdos cerrados con Rusia previamente siguen vigentes y se cumplirán puntualmente. 

La sombra siria sobre Afganistán

“Apruebo la decisión del Ministerio de Defensa de renunciar finalmente a la compra de nuevos helicópteros del fabricante Rosoboronexport (empresa rusa de exportación de armamento). La colaboración con el proveedor de estos helicópteros ha sido amoral y nosotros, como nación, no debemos seguir apoyando los crímenes de guerra de el-Assad en Siria”, anunció el senador del partido republicano, John Cornyn.

En marzo, un grupo de congresistas envió una carta al ministro de Defensa de los Estados Unidos, Chuck Hagel, donde demandaban que se dejasen de adquirir equipos militares rusos  “por la postura de estos ante la cuestión siria”. Al coro de políticos se unieron entonces algunos expertos del sector militar que aseguraban que el Pentágono estaba “pagando de más” por los helicópteros rusos.

Durante su intervención en una audiencia ante el congreso en abril de este año, Chuck Hagel, elogió la tecnología militar rusa —calificando el Mi-17 de “sencillo y fácil de mantener”— y señaló que este helicóptero gusta a los afganos.

En agosto, el director general de Rosoboronexport, Anatoli Isaikin, anunció que los intentos del Congreso estadounidense de impedir estas transacciones están siendo dirigidos por grupos de presión “que defienden los intereses de fabricantes norteamericanos de helicópteros más costosos que los nuestros”. Esta teoría se confirma, de forma indirecta, con la aprobación pública de la decisión del Pentágono expresada por el senador demócrata Richard Blumental, quien representa al Estado de Connecticut, donde se encuentra la sede de la compañía Sikorsky Aircraft, competencia directa de los productores rusos.

El senador anunció que estaba “satisfecho” de que sus numerosos llamamientos a la dirección del Ministerio de Defensa de los EE UU hayan surtido efecto. 

 

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“Este costoso e innecesario contrato se debería haber rescindido hace tiempo para evitar que el dinero de los contribuyentes sirviera de forma indirecta para comprar armamento al régimen de el-Assad, responsable de la muerte de los sirios”, indica Blumenthal en un comunicado. 

¿Quién pierde más?

“Desde el principio estaba claro que se trataba de un acuerdo muy frágil. La presión para anularlo por razones políticas ha sido constante en EE UU”, señala el experto del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnología, Vasili Kashin.

El experto añade también que, al mismo tiempo, nadie duda de que el helicóptero Mi-17 sea el que mejor se adapta a las Fuerzas Aéreas afganas. “En Afganistán hay un grave problema de personal. Aún disponen de especialistas con experiencia en tecnología soviética; sin embargo, los afganos no están preparados para organizar un servicio de mantenimiento adecuado para la tecnología occidental”, explica Kashin.

El redactor jefe de la revista ‘Rusia en la política global’, Fiódor Lukiánov, no ve un trasfondo político en la reciente decisión del Pentágono y considera que el anuncio del senador Cornyn es una mera “envoltura política”.

“La razón principal es puramente económica”, asegura, “aunque la excusa haya sido que Rusia venda armas al ‘cruel’ régimen sirio”, dice Lukiánov. Y añade que es evidente que el Pentágono ha adoptado su decisión bajo la presión del lobby militar estadounidense.

“Para Rusia todo esto no representa ningún obstáculo: el Mi-17 tiene una fuerte demanda a nivel internacional, incluidos los países de la OTAN”, comenta el redactor jefe de la revista ‘Defensa nacional’, Ígor Korotchenko, quien remarca que la anulación de esta transacción no se verá reflejada en el volumen de exportaciones de tecnología militar.

Korotchenko también está convencido de que la cuestión siria no tiene justificación y que la presión empresarial ha sido la razón principal. “En este asunto quienes realmente salen perdiendo son los norteamericanos: el ejército afgano no se encuentra en sus mejores condiciones y la ausencia de nuestros helicópteros agravará la falta de competencia”, considera el experto.

Por otra parte, Korotchenko remarca que la rescisión del contrato con Rosoboronexport, en cualquier caso, es una mala señal para las futuras relaciones entre Rusia y Estados Unidos. 

Artículo preparado a partir de material de Gazeta.ru y Rossíyskaya Gazeta.

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