Algunos activistas de Greenpeace se encuentran a bordo del buque, pero no se les permite bajar a la costa. Fuente: AP
La dirección del Comité de Instrucción (CI) del distrito federal noroccidental de la Federación de Rusia ha presentado una demanda contra los activistas de la organización ecologista Greenpeace que intentaron colarse en la plataforma petrolífera Prirazlomnaya, situada en el mar de Pechora (un brazo del mar de Barents). La fiscalía se ha mostrado conforme con la decisión de los agentes fronterizos del FSB (Servicio Federal de Seguridad, por sus siglas en ruso), quienes detuvieron el pasado jueves el rompehielos de los ecologistas, el Arctic Sunrise, y abrieron una causa basada en el artículo sobre la piratería ejercida por grupos organizados.
En opinión de la fiscalía, el buque de los ecologistas no se encontraba en aguas internacionales, sino en la zona económica exclusiva de Rusia. “Cuando la cubierta de un buque extranjero está cargada de equipos electrónicos de uso desconocido y un grupo de individuos —que se declaran a sí mismos miembros de una organización ecologista en defensa de los derechos— intenta asaltar una plataforma de perforación, surgen algunas dudas razonables sobre cuáles son sus intenciones”, anunció el portavoz del Comité de Instrucción, Vladímir Markin. Este asegura que cualquier acción no autorizada en la torre podría provocar un accidente y una catástrofe ecológica. Además, el portavoz del CI comparó la acción de los ecologistas con un atentado contra la soberanía del Estado.
El Comité de Instrucción se ha comprometido a interrogar a todos los involucrados en el suceso, retener a los más enérgicos y decidir las medidas preventivas que se van a aplicar.
Los representantes de Greenpeace de Rusia, entre los que hay también algunos abogados, han viajado a Múrmansk para prestar ayuda a sus colegas extranjeros. De momento, son pocas las noticias que llegan desde allí; según escribe Gazeta.ru, el buque ha arribado a la bahía de Kola, pero ninguno de los ecologistas ha subido a la cubierta. La representante de los ecologistas ha precisado que ya han recibido varios SMS de los miembros del equipo, los cuales están bajo vigilancia y a los que no se permite bajar a tierra.
Según informa Greenpeace-Rusia, a bordo del Arctic Sunrise hay representantes de 16 Estados. El capitán es norteamericano y también hay ciudadanos de Argentina, Nueva Zelanda, Suiza, Holanda, Dinamarca, Turquía, Ucrania y cuatro rusos.
La representante de Greenpeace insiste en que la acusación de piratería no tiene fundamento, ya que los ecologistas estaban desarmados y no perseguían ni amenazaban a otros buques. “Estaban protestando contra las prospecciones petrolíferas en el Ártico, el personal de la plataforma Prirazlomnaya ya había sido advertido del carácter pacífico de la protesta”, explica la portavoz de Greenpeace en Rusia, Polina Málisheva. “Una detención como esta que han efectuado los agentes fronterizos en aguas internacionales es ilegal. Solo hay una serie limitada de casos en los que se puede actuar de esta manera. Por ejemplo, en casos de pesca ilegal o actividad de investigación científica la guardia costera puede intervenir”. También ha señalado que ellos, como representación en Moscú de la organización internacional, aún no han recibido la acusación oficial.
El vicepresidente de la Asociación Rusa de Derecho Internacional y profesor de la Academia Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Oleg Jlestov, explicó que, solo por el hecho de acercarse a la plataforma e intentar subir a ella, los ecologistas ya no se pueden considerar inocentes. “Desde el punto de vista del derecho internacional, alrededor de módulos como el de Prirazlomnaya hay una zona de seguridad que puede alcanzar los 500 metros. Hace algún tiempo, tuve que visitar un módulo marino similar en Noruega. La única forma de subir a aquella torre era con una autorización o con una invitación oficial del país nórdico.
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El intento de subir a una plataforma de perforación, independientemente del propósito, constituye una violación de todas las normas del derecho marítimo internacional”, explicó el experto. A pesar de que los ecologistas califican sus acciones de pacíficas, los agentes tenían derecho a detenerlos. “Si hubieran intentado traspasar la frontera rusa con fines pacíficos, los habrían arrestado y encarcelado a causa de la infracción. Se encontraban en una zona económica exclusiva de tránsito, en la que cualquier actividad, incluida la investigación científica, está prohibida. De la misma forma, si se intenta traspasar la frontera de Noruega o de Holanda, no se le permitirá pasar a nadie sin la correspondiente autorización”, anunció Jlestov. No obstante, el experto duda que se pueda denominar piratas a los ecologistas, porque ni iban armados ni habían atacado ningún buque.
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