Barcelona arropa al activista gay Alexéi Kiselev

El refugiado político protagoniza uno de los actos convocados en todo el mundo en apoyo a los homosexuales rusos. Fuente: Maite Montroi

El refugiado político protagoniza uno de los actos convocados en todo el mundo en apoyo a los homosexuales rusos. Fuente: Maite Montroi

Más de una veintena de ciudades de todo el mundo han convocado un acto de apoyo al colectivo LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) de Rusia por la discriminación y las agresiones que sufren en su país. La manifestación que se celebró en Barcelona tuvo un protagonista de excepción: Alexéi Kiselev.

Kiselev ha recibido recientemente el status de refugiado político del gobierno de España a causa de la persecución que sufre en Rusia por su condición de activista homosexual. 

Como ya informó en su día Rusia Hoy, este joven de la provincia de Lipetsk había sido detenido varias veces por su participación en actos contra el gobierno ruso; ha denunciado malos tratos en la comisaría y tuvo que huir de su país el verano pasado, ante la amenaza de que lo pudieran encerrar en la prisión hasta ocho años. 

“La cárcel en Rusia para un homosexual es peor que la muerte”, explica sin perder la sonrisa, consciente de que la condición de refugiado le da la garantía de que no será extraditado a su país. También sabe que difícilmente podrá volver a su tierra “mientras siga existiendo el régimen de Putin”, pero esto, más que tristeza, le da tranquilidad. 

Sin embargo, los últimos recuerdos que tiene de Rusia son “felices”, ya que pudo ver algo que hasta entonces no había visto: cómo muchos rusos perdían el miedo a las autoridades y salían a protestar a la calle y a defender sus derechos. 

De momento, piensa quedarse en Barcelona, aunque el permiso de residencia español le permitiría moverse sin problemas por toda Europa. “Me encanta la ciudad y la gente”, dice. Una razón de peso para no querer abandonar la capital catalana es que puede vivir su condición sexual con mucha más tranquilidad que en su país. 

 

Alexéi Kiselev dirigiéndose a los asistentes a la manifestación que se celebró en Barcelona. Fuente: Maite Montroi

Kiselev considera –y así lo dijo delante de varios centenares de asistentes al acto de protesta de Barcelona- que es muy importante conseguir que en Rusia se respeten los derechos de la comunidad LGTB, no solamente porque estas personas simplemente lo merecen, sino por la gran influencia cultural, económica y política que la Federación Rusa ejerce en los países de su entorno. 

“Si superamos el estigma en Rusia, también lo podremos superar en otros países”, afirma. 

Pero el joven activista no cree que haya que esperar de brazos cruzados a que esto suceda y propone que los legisladores rusos Elena Mizúlina y Vitali Milónov –responsables, respectivamente, de las leyes contra la propaganda gay del parlamento ruso y petersburgués- sean incluidos en la lista Magnitski, es decir, que se les denieguen visados y se congelen sus activos, por no respetar los derechos humanos. 

En el concurrido acto de protesta –convocado por varias organizaciones, entre las cuales, el Casal Lamda, el Frente de Liberación Gay de Cataluña o la Asociación de Familias Lesbianas y Gays- también se leyó un manifiesto en el que se repudiaban las últimas agresiones sufridas por miembros de la comunidad LGTB en Rusia, así como la actitud de las autoridades rusas y las leyes que restringen los derechos de gais y lesbianas. 

No faltaron gritos contra presidente ruso, Vladímir Putin, banderas con el arco iris, claro está, y diversas pancartas, entre las que destacaba una con el lema “No os dejaremos solas” escrita en ruso y en catalán. 

También se pidió al gobierno español que presione para que no se celebren los Juegos Olímpicos en Sochi o, al menos, que no envíe ninguna delegación oficial, como signo de protesta. 

Protesta global 

No es esta la primera acción que se organiza en Barcelona en apoyo a los homosexuales rusos. Recordemos que hace unos pocos meses, una campaña ciudadana consiguió miles de firmas pidiendo al Ayuntamiento de la ciudad que rompiera su acuerdo de hermanamiento con San Petersburgo por la ley que prohíbe a los LGTB manifestarse libremente. 

Hace pocas semanas, se hizo un minuto de silencio en las populares fiestas de Gracia, en recuerdo del joven muerto en Rusia, presuntamente, a manos de un neonazi. Y unos días atrás, se organizó un recital en homenaje a la “Rusia que se resiste a las agresiones”, con poemas de Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva. 

Un acto de protesta similar al de Barcelona tuvo lugar en Madrid, a las puertas del ministerio de Asuntos Exteriores, que reunió a varios centenares de personas. Valencia o Alicante también mostraron su solidaridad con el colectivo gay ruso. Y es que las manifestaciones del 3 de septiembre se habían convocado en una veintena larga de ciudades de todo el mundo, entre las cuales, Londres, Quito, Ottawa o Nápoles. 

Asimismo, se ha promovido una llamada masiva a los consulados y embajadas rusas de todo el planeta un día en concreto, para protestar por la política del gobierno ruso en este asunto y tratar de colapsar las centralitas telefónicas.

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