Posibles escenarios de guerra en el Noreste Asiático

En Asia hay varias zonas donde podría dispararse la tensión militar. Fuente: Reuters.

En Asia hay varias zonas donde podría dispararse la tensión militar. Fuente: Reuters.

Mientras la región Asia-Pacífico se va convirtiendo en uno de los centros políticos y económicos del mundo, su centro de gravedad se desplaza hacia el Noreste de Asia, donde los intereses de las grandes potencias (China, Japón, EE UU y Rusia) coinciden y chocan.

La guerra y la paz en el Noreste Asiático están adquiriendo importancia no solo a nivel regional, sino también a nivel global. En el caso de que estallase una guerra en el este de Asia, es muy probable que se luchase principalmente en el mar. Esto viene determinado por la geografía de la región, donde los principales rivales están separados unos de otros por grandes extensiones marítimas.

Una operación militar terrestre a gran escala, pongamos en Europa, Oriente Medio o la península de Corea, podría tener como resultado una ingente cantidad de bajas y enormes daños materiales, por lo que los políticos se están viendo obligados a actuar con mayor prudencia. Por el contrario, en el océano, donde no hay vidas humanas en cientos de kilómetros a la redonda, estos riesgos son mucho más bajos, lo que podría poner mucho más bajo el listón para tomar la decisión de declarar la guerra.

En el Noreste Asiático, el potencial conflicto de mayor envergadura se sitúa en el este del mar de China, con China y Japón como principales antagonistas. El motivo de su controversia es la disputa territorial sobre las islas Senkaku (o Diaoyu, como se las conoce en China) y la demarcación de zonas de exclusividad económica.

Síntomas de tensión

Es evidente que hay síntomas alarmantes que muestran una peligrosa escalada de la tensión.

En 2012, China reaccionó negativamente a la decisión del Gobierno japonés de nacionalizar las islas Senkaku, comprándoselas a su propietario privado. Aviones y barcos chinos empezaron a penetrar con mas asiduidad en la zona disputada.

También en Japón el sentimiento ciudadano ha ido virando hacia una postura más severa en relación a China, como demuestran las elecciones parlamentarias de diciembre de 2012. Una de las propuestas en el programa electoral del nuevo primer ministro, Shinzo Abe, era la de asegurar la presencia constante de militares japoneses y guardas costeros en las islas Senkaku. Sin embargo, aún no ha sido implementada.

El Gobierno japonés ha anunciado un aumento del gasto militar en 2013, el primero en el presupuesto de Defensa en 11 años. Esto va en la línea de las promesas electorales de Abe: un incremento en la potencia militar para plantarle cara a la "amenaza china".

El simbolismo del conflicto

Algunos analistas creen que una guerra en el mar de China, que parecía casi imposible hace pocos años, podría hacerse realidad ahora.

Las raíces del conflicto se hunden no solo en la importancia estratégica de esos pequeños islotes deshabitados o en las reservas de petróleo del este del Mar de China. La disputa sobre Senkaku ha adquirido un significado simbólico, una cuestión de principios entre una China floreciente, y cada vez más nacionalista, y un Japón que trata de mantener un estatus que se debilita.

¿Intervendrían los EE UU?

El Gobierno de EE UU ha declarado más de una vez que, en la cuestión de la soberanía sobre Senkaku, no apoya a ninguna de las partes en conflicto, pero también reconoce el control administrativo de Tokio sobre las islas. Por tanto, el territorio estaría cubierto por el tratado de seguridad EE UU-Japón.

 

 

Pero, al mismo tiempo, es preciso señalar que los EE UU nunca han dejado constancia de su disponibilidad para intervenir militarmente en apoyo de sus aliados japoneses. Washington es muy consciente de los riesgos que derivarían del antagonismo entre Japón y China por un lado, y por las obligaciones contraídas por los EE UU como aliado de Japón, por el otro.

Es por esto que la forma que Washington tiene de abordar la disputa sobre las islas Senkaku se parece cada vez más a la política de "ambigüedad estratégica" que los EE UU han mantenido durante largos años en relación con Taiwan.

Algunos influyentes analistas estadounidenses sostienen que, si Tokio hace que se desencadene una crisis, EE UU podría negarse a actuar junto a Japón en un conflicto militar con China. Sin embargo, a pasar de todas sus reservas, los EE UU proporcionarían, con casi total probabilidad, asistencia a Japón en el caso de una crisis en el mar de China, si Tokio se viese incapaz de arreglárselas solo. Sin embargo, esta predicción es válida solo a corto y medio plazo, ya que EE UU todavía tiene una superioridad militar clara sobre China en el Pacífico occidental.

La marina china está cada vez más preparada. Fuente: RIA Novosti.

Las posturas de las otras potencias

¿Qué haría el resto de países del Nordeste Asiático en el caso de que estallase un conflicto militar entre China y Japón?

Corea del Sur se encontraría en una posición bastante comprometida. Por un lado, los coreanos tienen conflictos con Japón, similares, en cierta medida, a los de China. Por otro lado, Seúl mantiene una alianza política y militar con los EE UU. Por tanto, la República de Corea probablemente podría elegir oficialmente una postura de neutralidad, aunque mucha gente en el país querría ver cómo Tokio es derrotado.

No es probable que Corea del Norte, a pesar de ser aliada de China, se involucre en el conflicto. Los intereses de la República Popular Democrática de Corea no tienen ninguna relación con el este del mar de China y Pyongyang no tiene una capacidad militar suficiente como para poder tener algún efecto en el resultado del conflicto.

Taipei, como Pekín, considera que estas islas son territorio chino. Sin embargo, es casi imposible imaginar que, en nombre de un patriotismo simbólico, Taiwan se uniese en una guerra contra los principales garantes de su independencia de facto, los EE UU y Japón.

Una acción militar contra el territorio chino ni siquiera se plantea.

 

Andréi Gubin es doctor en Estudios Políticos, responsable de programas de investigación en el Centro para Asia-Pacífico del Instituto Ruso de Estudios Estratégicos y profesor titular en el Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal del Lejano Oriente.

Artem Lukin es doctor en Estudios Políticos, profesor titular en el Departamento de Relaciones Internacionales y vice rector de la Escuela de Estudios Regionales e Internacionales en la Universidad Federal del Lejano Oriente.

Artículo publicado originalmente en ruso en Russian Council.

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