Vladímir Putin planea visitar Irán a principios de agosto para negociar con el presidente Hasán Rohaní. Fuente: AP
Según informaciones del diario Kommersant, el presidente ruso Vladímir Putin planea visitar Irán el próximo 12 de agosto. De acuerdo a fuentes implicadas en los preparativos de la visita, el Kremlin espera aprovechar la llegada al poder del nuevo presidente de Irán, Hasán Ruhaní, para desbloquear las negociaciones sobre el programa nuclear iraní.
Vladímir Putin también abordará cuestiones bilaterales, como la construcción de nuevos reactores para la central nuclear de Bushehr y la entrega de sistemas tierra-aire Antey-2500 a fin de zanjar la disputa en relación con el contrato para la entrega de sistemas de misiles S-300. Los expertos consideran que el próximo viaje es “prometedor pero arriesgado”.
“La visita está prevista para el 12-13 de agosto”, declara una fuente próxima al Ministerio de Relaciones Exteriores iraní. Una fuente de Kommersant en el Kremlin confirmó la información de los preparativos de este viaje y añadió que aún no se ha acordado si la visita se prolongará uno o dos días. Este particular depende de la agenda del encuentro que “aún se está preparando”.
La última vez que Putin visitó Teherán fue en octubre de 2007, cuando participó en la Cumbre del Caspio, durante cuyas jornadas se reunió al margen con el anterior presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y el Líder Supremo de Irán, ayatolá Alí Jamenei. La visita de 2007 reactivó las relaciones ruso-iraníes, que se habían deteriorado durante la presidencia de Dmitri Medvédev. Este último rescindió un contrato para el suministro de sistemas de misiles antiaéreos S-300.
Según las fuentes de Kommersant al corriente de los preparativos de la visita, uno de los temas clave a debatir será el conflicto del programa nuclear iraní. En junio, Putin anunció: “Irán está respetando las reglas en el ámbito nuclear. No hay evidencias de lo contrario”. Sin embargo, el mandatario ruso añadió que “hay cuestiones pendientes”, pero “dado que hay paciencia y el deseo de trabajar conjuntamente con buena fe es posible encontrar respuestas”.
Las relaciones se renuevan
Parece que Moscú confía que Rohaní, al que se tiene por reformador, se muestre más flexible que su predecesor en el cargo en las negociaciones sobre el programa nuclear.
“Hay que aprovechar el momento actual –la llegada al poder del nuevo presidente– para dar impulso a las negociaciones”, explicó una fuente diplomática rusa a Kommersant. “La visita permitirá tantear a la nueva administración iraní y determinar si está dispuesta a dar pasos hacia una mayor integración en la comunidad internacional”.
Al mismo tiempo, según la misma fuente, la situación se complica por el hecho de que el presidente iraní tiene poderes limitados: la última palabra sigue teniéndola el ayatolá Jamenei.
Para alcanzar un acuerdo, Occidente deberá garantizar el levantamiento de las sanciones internacionales. Hace dos años Moscú presentó una propuesta para resolver el conflicto de la cuestión nuclear iraní mediante un sistema de concesiones mutuas (el llamado Plan Lavrov). Esta iniciativa no se ha llevado todavía a la práctica, pero la visita del presidente ruso podría reanimarla.
“Todo dependerá de las negociaciones con el ayatolá Jamenei”, explicó Vladímir Orlov, presidente del Centro PIR de Moscú. Para Putin este viaje es prometedor, aunque arriesgado: muchos han fracasado en el intento de resolver el problema nuclear iraní.
Se espera que Vladímir Putin también discuta en Teherán cuestiones bilaterales, especialmente la cooperación en energía atómica y en la esfera técnico-militar.
Durante su visita a Moscú a principios de julio, el presidente saliente iraní Mahmud Ahmadineyad habló de la construcción de nuevos reactores para la central nuclear de Bushehr como si esta cuestión ya estuviera resuelta.
Sin embargo, las fuentes consultadas por Kommersant insisten que Moscú aún debe tomar decisiones políticas sobre este asunto.
La corporación estatal Rosatom declaró que sus relaciones con Irán se limitan a la construcción del primer reactor y que no hay ninguna otra negociación sobre otro particular en marcha.
Fuentes de Kommersant en el sector de la energía atómica explicaron que Rosatom no está interesada en proseguir su trabajo en Irán, en un momento en que está pujando por conseguir contratos en la República Checa y Finlandia.
Además, la construcción del primer reactor destinado a la central nuclear de Bushehr no ha resultado rentable para Rosatom: el contrato se alcanzó en la década de 1990, cuando era más importante garantizar pedidos para el Ministerio de Energía Atómica que obtener beneficios.
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Pese a todo, las fuentes de Kommersant no descartan que Rusia “se ponga de acuerdo con Irán en esta cuestión por razones políticas”.
En el ámbito de la cooperación técnico-militar, Moscú ya ha encontrado un punto de entendimiento mutuo con Teherán al proponer el reemplazo de los S-300 por el sistema superior Antey-2500.
Las autoridades rusas esperan que este acuerdo alcanzado extrajudicialmente haga que Irán retire la demanda contra Rosoboronexport, por un importe de 4.000 millones de dólares, por incumplir el contrato del suministro de los S-300.
Teherán todavía no ha respondido a esta propuesta. Una fuente cercana al sistema de cooperación técnico-militar ruso señaló que Vladímir Putin, durante el transcurso de su visita en Irán, abordaría sin falta este tema.
Artículo publicado originalmente en ruso en Kommersant.
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