China se aproxima al Ártico

El secretario de Estado de EE UU, John Kerry (3º por la izquierda) y el ministro de asuntos exteriores ruso, Serguéi Lavrov (izquierda) en la reunión ministerial del Consejo Ártico en Kiruna, Suecia, el 15 de mayo de 2013. Fuente: AP.

El secretario de Estado de EE UU, John Kerry (3º por la izquierda) y el ministro de asuntos exteriores ruso, Serguéi Lavrov (izquierda) en la reunión ministerial del Consejo Ártico en Kiruna, Suecia, el 15 de mayo de 2013. Fuente: AP.

El Ártico está que arde y el motivo es el rápido progreso tecnológico. El Consejo Ártico es una organización que se ocupa de los problemas de la región. Actualmente, China se ha convertido en observador y parece dispuesta a salvar el Ártico de la inminente catástrofe ambiental. Pero los expertos se preguntan ¿qué quiere hacer China exactamente?

El Ártico se muere. El último en reconocer que en la región han comenzado procesos irreversibles como consecuencia de un cambio climático ha sido el ministro de Asuntos Exteriores sueco, Carl Bildt, en su discurso ante la reunión ministerial del Consejo Ártico en la ciudad sueca de Kiruna, el pasado 15 de mayo.

Este Consejo incluye a ocho países que limitan con este espacio de hielo y frío: Canadá, Rusia, EE UU, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia y Dinamarca tienen buenas razones para dar la voz de alarma. El año pasado, la temperatura media anual en el Ártico alcanzó niveles críticos y, como resultado, el derretimiento del hielo en la región se ha vuelto irreversible.

Carl Bildt también escribió en el periódico sueco Dagens Nyheter el día previo al encuentro de Kiruna. El Ártico se calienta por diferentes razones, explicó el ministro. La principal es el calentamiento global y el derretimiento de los glaciares. Aquí la temperatura media anual aumenta el doble de rápido que en cualquier otro lugar de la Tierra, lo que supone una grave amenaza para todo el ecosistema del planeta.

Sin embargo, hay que tener en cuenta otro aspecto importante. El cambio climático y el rápido progreso tecnológico crean nuevas oportunidades para que la población resida cerca del Ártico, así como para inversiones en las remotas áreas septentrionales para países que no tienen vínculos geográficos con la región.

Suecia ha realizado esfuerzos durante los dos últimos años para conseguir un consenso entre los diferentes países que tienen diferentes puntos de vista sobre las prioridades en el desarrollo en el Ártico. Sin duda, el resultado más importante de este trabajo es que, de ahora en adelante, el medio ambiente será un punto principal en la agenda de las principales figuras políticas.

Mientras tanto, los denominados 'países árticos' deberían centrar sus esfuerzos en implementar nuevas medidas para reducir las emisiones de gases invernadero y de partículas en suspensión a la atmósfera. 

¡Nada de pozos petrolíferos en el Ártico!

Suecia ha decidido no presionar a los países árticos para que acepten una prohibición total de las perforaciones petrolíferas y de la producción de otros recursos naturales en el Círculo Polar. El responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores sueco explicaba que, si Estocolmo insistiese mucho en este tema, sería imposible hacer que los demás países se uniesen al Consejo.

Por su parte, representantes de la rama sueca de Greenpeace creen que Suecia ha perdido la oportunidad de llevar al Consejo Ártico en la dirección correcta. Consideran que los pozos de petróleo y gas son aceptables únicamente en áreas de bajo riesgo; por el contrario, los glaciares árticos son el punto donde el riesgo es mayor.

Mientras tanto, los analistas aseguran que el interés por las reservas de petróleo en el Ártico ha empezado a desvanecerse, con o sin prohibición. 

“Las compañías petroleras son muy pragmáticas y prácticas”, explica Mikael Höök, catedrático de la Universidad de Uppsala en Suecia. “Están interesadas en modos baratos de producir petróleo; también están considerando fuentes de energía alternativa”.

“El desastre en la plataforma petrolífera de BP en el Golfo de México en 2010 es una razón más para que las petroleras se lo piensen bien antes de aventurarse en el Ártico”, dice Höök. “Si llegase a suceder un vertido en el Ártico, las operaciones de limpieza llevarían a la bancarrota incluso al mayor de los gigantes del petróleo”.

 

Comparación entre la Ruta del Norte (azul) y la Ruta a través del canal de Suez (rojo). Fuente: Wikipedia.

Llega Asia

Sin embargo, no todo el mundo es tan pesimista sobre el Ártico. Basta decir que a la reunión de Kiruna asistieron no solo ministros y representantes de ONG de los países árticos, sino también observadores permanentes de Alemania, España, Francia, Reino Unido, Polonia y Países Bajos.

La última reunión del Consejo también les dio la bienvenida a observadores de China, Japón, Singapur, India, Corea del Sur e Italia.

Aunque los observadores no tienen voto, obtener este estatus ayuda a los países en cuestión a hacerse presentes en el Ártico. Un total de doce países tienen en la actualidad el estatus de observador. Esto podría estimular el alcance internacional de este organismo y su influencia como actor político y medioambiental.

Los países que participan en la labor del Consejo profesan las intenciones más nobles, a saber: salvar el Ártico de una inminente catástrofe ambiental. Sin embargo, no es un secreto que los asuntos ecológicos se han convertido en un poderoso instrumento económico y en un medio de presionar a los competidores.

Así pues, varios expertos se preguntan: ¿qué pretende hacer China en el Ártico exactamente? Pekín niega vehementemente las acusaciones de pretender únicamente hacerse con los recursos naturales de la región y establecer allí una presencia militar.

Sin embargo, está claro que China y otros países asiáticos se beneficiarían del desarrollo de la Ruta del Mar del Norte más que casi ninguna otra región del planeta.

Ya en 2009, los científicos empezaron a predecir el deshielo total del Ártico para antes del fin de este siglo. Muchos afirman que no es una catástrofe global, sino una increíble oportunidad de desarrollar nuevas rutas marítimas por el norte, así como una ocasión para introducir ciertas innovaciones en la exploración y producción de recursos naturales.

Por ejemplo, el tiempo de viaje entre Noruega y China disminuiría unos 18 días para un carguero de tamaño medio, ahorrando así 580 toneladas de combustible. La ruta por el Ártico es unas 4.000 millas náuticas más corta comparada a la ruta a través del Canal de Suez. Si el viaje se hace en julio, ni siquiera haría falta usar rompehielos.

Los que proponen la ruta ártica enfatizan sus beneficios medioambientales, sugiriendo que, al reducir la distancia que recorren los barcos, disminuirán considerablemente las emisiones de gases a la atmósfera. Pero lo que no dicen es que todo un hemisferio separa el Canal de Suez del Ártico. 

La emisiones en el Ártico aumentarán notablemente si los barcos comienzan a usar la Ruta del Mar del Norte en vez del Canal de Suez.

Artículo publicado originalmente en ruso en la revista Expert.

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