El dinámico crecimiento de las relaciones entre Rusia y América Latina

El Ministerio de Asuntos Exteriores. Fuente: PhotoXpress

El Ministerio de Asuntos Exteriores. Fuente: PhotoXpress

Rusia y los países de Latinoamérica aumentan el potencial de la cooperación bilateral. Los acuerdos alcanzados hasta el momento pueden llevar a un crecimiento acelerado del comercio en los próximos años.

Si le preguntaran a cualquier comprador ruso qué productos conoce de Latinoamérica, en el mejor de los casos mencionaría un par de frutas exóticas y alguna carne. Sin embargo, la lista de estos productos se está ampliando constantemente y ya este año, por ejemplo, los constructores de automóviles rusos pudieron entrar en contacto con productos de ingeniería automovilística brasileña. Se trata del modelo Chevrolet Cobalt, que entró en el mercado ruso a principios de este año, más concretamente de su modificación concebida especialmente para los mercados de los países en desarrollo. Fue diseñado en Brasil, pero se fabrica en las instalaciones de una fábrica de automóviles situada en Uzbekistán. 

Todo indica que los vínculos comerciales entre Rusia y los países de Latinoamérica y el Caribe crecen considerablemente. Aunque el volumen total del comercio bilateral es por ahora modesto, suma un total de 16.200 millones de dólares (una cifra menor que la correspondiente al comercio Rusia-Alemania durante el primer trimestre de 2013), se trata del doble del volumen comercial de hace 10 años. 

Por otro lado, el volumen de los acuerdos alcanzados y de los contratos cercanos a su firma nos permite esperar un crecimiento notable del comercio ya en los próximos años. 

 "La situación ha cambiado radicalmente para bien, tanto en el plano político como a nivel empresarial", comenta la directora del centro de investigaciones económicas del Instituto de Latinoamérica de la Academia Rusa de Ciencias, Liudmila Simónova. En la actualidad, los proyectos más importantes realizados o por realizar pertenecen al ámbito de la energía: energía hidroeléctrica, generación de energía nuclear y extracción de petróleo y gas, así como en el sector del suministro de armamento. 

En el ámbito de la energía hidroeléctrica, la compañía rusa que promueve su producción con mayor éxito en el mercado de Latinoamérica y el Caribe es InterRAO. 

Según Simónova, el importe de los contratos que se encuentran en fase de negociación ronda los 10.000 millones de dólares. En este sentido, los intereses de Rusia y de los países latinoamericanos coinciden, opina esta experta. Rusia puede suministrar una producción de alta competitividad, ya que posee una gran experiencia de unos 30 años, y los países de Latinoamérica han aprobado grandes proyectos de desarrollo de la energía eléctrica, así como de modernización de sus instalaciones y redes de distribución. 

En el ámbito del petróleo y el gas, las compañías rusas desarrollan proyectos en Venezuela, Brasil y Ecuador. 

En lo que respecta a la energía nuclear, únicamente en Brasil se ha planeado la construcción de cuatro centrales y los rusos tienen previsto participar en los concursos. Además, algunas empresas rusas han pasado la fase de selección previa de concursos públicos en Argentina y han llegado a los últimos estadios junto con empresas chinas.  

Comentando el comercio de armas, Simónova recuerda que la mayoría de los países de Latinoamérica está modernizando sus fuerzas armadas y que la producción rusa tiene claras perspectivas de participar en estos procesos. 

Es cierto que durante el último año la dinámica de desarrollo de las relaciones entre los países de Latinoamérica y Rusia ha pasado por una especie de sequía económica, comenta la analista de Investcafé Anna Bodrova. "No existe un crecimiento notable de la actividad en este sentido, lo cual se debe en gran medida a la situación económica externa y a las condiciones climáticas en Argentina y Chile, aunque quizás se trate solamente a la calma que precede al desarrollo acelerado en la cooperación bilateral", señala Bodrova. 

"La dinámica de crecimiento del comercio demuestra que esta región será prioritaria para Rusia durante los próximos años", informan los analistas de la compañía FCG. 

Rusia exporta a los países de esta región fertilizantes minerales, equipamiento médico, metal y grano, e importa por lo general productos agrícolas: la gran mayoría de plátanos, soja y frijoles que se venden en el mercado ruso proceden precisamente de Latinoamérica.  

Además, a Rusia se exporta una gran cantidad de caña de azúcar y carne. Las grandes compañías rusas, como Gazprom, Severstal, Rosneft o Rusal, han incrementado su volumen de inversión. Al mismo tiempo, los países latinoamericanos suponen un enorme mercado para la exportación no sólo de fertilizantes y metales, sino también de productos complejos, como tecnologías de construcción y equipos de radio, aseguran los analistas. 

"En Rusia se considera que entre nuestros socios potenciales este es el mercado com mayores perspectivas, porque podemos satisfacer sus necesidades tecnológicas. La ciencia y la tecnología, así como la innovación, son los principales ámbitos de colaboración. Esta región tiene un gran potencial, y nosotros nos concentraremos en el plano tecnológico, tenemos grandes compañías que nos lo permitirán", señala Simónova.

Rusia y los países de Latinoamérica y el Caribe están unidos no sólo por la cooperación económica mutuamente beneficiosa, sino también por la cercanía de sus puntos de vista respecto a una serie de cuestiones clave en la política mundial, señalaba en una entrevista con Rusia Hoy la vicepresidenta del banco Intercommerz, Viktoria Yermakova.

Según se señaló en las pasadas sesiones parlamentarias de mediados de mayo sobre el desarrollo de las relaciones de Rusia con los países de Latinoamérica y el Caribe, esta región ha dejado de ser considerada como el "patio trasero" de los Estados Unidos y ha demostrado su independencia, entre otras cosas, en la valoración de unos u otros acontecimientos internacionales.

"Con la llegada a la región de las compañías rusas se ha profundizado seriamente en la cooperación económica. Y tras las compañías, también los bancos comienzan a crear vínculos con los países de Latinoamérica y el Caribe", informaba Yermakova. En particular, se ha creado un grupo de trabajo en el ámbito de la cooperación interbancaria y financiera entre Rusia y Brasil, así como un banco ruso-venezolano.

La interacción con entidades financieras de países como Argentina, Brasil, Venezuela o Chile es la actividad que crece a mayor ritmo.

Sin embargo, por ahora el desarrollo de las relaciones con la región de Latinoamérica y el Caribe corresponde únicamente a los bancos estatales. Pero poco a poco también los bancos privados comienzan a mostrar interés. Por ejemplo, a pricncipios del 2013, el propio Intercommerz comenzó a colaborar con el Banco de Crédito e Inversiones chileno en el ámbito de la financiación comercial. Este fue el primer caso de la historia rusa en que un banco ruso privado recibía una carta de crédito de financiación comercial de una entidad financiera chilena.

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