Rusia y EE UU podrían firmar un nuevo acuerdo de desmantelamiento de armas

Lavrov y Biden mantuvieron un encuentro paralelo durante la Conferencia Internacional anual sobre seguridad en Múnich. Fuente: AFP / East News

Lavrov y Biden mantuvieron un encuentro paralelo durante la Conferencia Internacional anual sobre seguridad en Múnich. Fuente: AFP / East News

Estados Unidos quiere que las relaciones con Rusia regresen a “su cauce normal”. De esta intención informó el vicepresidente estadounidense Joe Biden al jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov. Para empezar a normalizar las relaciones, Washington ofrece una cooperación práctica en ámbitos que no susciten controversia. Una de estas áreas es la lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva.

Lavrov y Biden mantuvieron un encuentro paralelo durante la Conferencia Internacional anual sobre seguridad en Múnich. El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia asiste a este evento con regularidad. La última aparición de Biden en Múnich, por el contrario, se remontaba a 2009. Fue entonces cuando hizo un llamamiento por primera vez a Moscú para “presionar el botón de reinicio”. 

Durante esta última intervención, Joe Biden declaró que ese reinicio no había sido en vano: se refirió a la firma del tratado START,  al acuerdo sobre el uso pacífico de la energía nuclear, la adhesión de Rusia a la OMC,  la creación de una comisión bilateral presidencial, la cooperación en Afganistán,  así como a las cuestiones nucleares de Irán  y Corea del Norte.

Al mismo tiempo, Biden declaró que los Estados Unidos “nunca reconocerán la independencia de Abjazia ni de Osetia del Sur” y que “no aceptarían la consolidación de esferas de influencia de diferentes países”. Enumeró también algunas divergencias entre Rusia y Estados Unidos: Siria, la defensa antimisiles, la expansión de la OTAN, la democracia y los derechos humanos.

Lavrov encontró elementos que añadir a esta lista. Reprochó a Estados Unidos que aplicara un doble rasero en la primavera árabe, sus esfuerzos en construir relaciones en Europa sobre la base de “la construcción miope que es la OTAN”, así como sus intentos de “explotar el tema de la amenaza rusa” y “de dividir artificialmente los proyectos de integración en buenos y malos”.

Parecía que después de este intercambio de quejas, Biden y Lavrov elevarían el tono. Pero fue aún más sorprendente la contención en la declaración del ministro ruso sobre el balance del encuentro. “Hemos llamado la atención al vicepresidente de Estados Unidos sobre el hecho de que hubo pasos por parte de su país que tensaron nuestra opinión pública”, declaró Lavrov, refiriéndose evidentemente a la 'ley Magnitski' de EE UU. “Esperamos que no haya más motivos de este tipo”.

Una fuente de la delegación rusa explicó las causas del optimismo de Lavrov: Biden le informó que Estados Unidos quería que las relaciones con Rusia volvieran al buen camino y que estaban pensando en cómo proceder.

Después de reunirse con Biden, el ministro ruso estaba visiblemente dispuesto a alcanzar compromisos. “Por ambas partes, a pesar de las divergencias, comprendemos que tenemos muchos intereses comunes”, declaró. Reforzando la cooperación en las áreas cuyos intereses coinciden es cómo Rusia y Estados Unidos restablecerán sus relaciones.

Una de estas áreas es la lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva (ADM). Las autoridades rusas han decidido no renovar el programa Nunn-Lugar,  que expira en junio, en virtud del cual Estados Unidos financia desde principios de la década de 1990 la eliminación de las armas nucleares rusas y el desmantelamiento de misiles estratégicos obsoletos. La decisión de Moscú está motivada por  el hecho de que el país ya no necesita subvenciones.

Entretanto, como explicó una fuente de la delegación rusa, Moscú podría firmar con Washington un nuevo acuerdo de cooperación en este campo “si se basa en el principio de igualdad de derechos y responde a las realidades actuales”.

Según la fuente se podría utilizar como ejemplo el acuerdo sobre reciclaje de plutonio alcanzado en 2002 y renovado en 2010, en el que ambas partes tienen un compromiso financiero similar y “se reparten equitativamente las responsabilidades”.

En el marco del programa Nunn-Lugar, los empresarios norteamericanos contratados para trabajar en Rusia no asumen ninguna responsabilidad en caso de accidente o de situaciones de urgencia causadas por culpa de ellos. De cerrarse un nuevo acuerdo, Moscú también desearía limitar el acceso de los americanos a ciertas instalaciones.

No está excluido que el nuevo tratado incluya la posibilidad de utilizar la experiencia común para el desmantelamiento de armas de destrucción masiva de terceros países. No obstante, esto podría causar algunas complicaciones.

Como plataformas potenciales para tales proyectos, la congresista Jane Harman, en su intervención de Múnich, citó a Siria (con su arsenal químico) y a Pakistán (con su arsenal nuclear). Uno de los autores del programa Nunn-Lugar, Sam Nunn, mencionó a Corea del Norte y a Irán. Sin embargo, ninguno de estos países ha solicitado todavía ayuda para el reciclaje de sus armas de destrucción masiva.

Para discutir los parámetros del futuro acuerdo, la subsecretaria de Estado estadounidense Rose Gottemoeller visitará Moscú en febrero. Según una fuente del Departamento de Estado, a Washington le gustaría obtener acuerdos concretos lo más pronto posible. La fuente de la delegación rusa asegura que, a diferencia de en la década de 1990, “Moscú está determinada a no hacer nada a toda prisa”. 

Versión acortada. Publicado originalmente en ruso en Kommersant. 

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