Al principio, solo las actrices podían permitirse el lujo de vestir algo así, pero desde que Svetlana Svetlíchnaia apareció con un atrevido bikini en la película de Leonid Gaidái El brazo de brillantes, ninguna mujer soviética pudo resistirse a la tentación de llevar un bikini atrevido.
Teniendo en cuenta que en la URSS era imposible conseguir bikinis bonitos, se compraban en el extranjero. Y aquellos que no tenían esa oportunidad cosían trajes de baño de cretona y satén.
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