Este capitán soviético murió, pero impidió que los nazis capturaran una batería secreta ‘Katiusha’

Foto de archivo; Arkady Shaijet

"¡Es un verdadero infierno! Fuego y metal al rojo vivo cayendo del cielo sobre nosotros. De esta lluvia mortal no hay escapatoria por ninguna parte..." así describía el ametrallador alemán Hans Kinschermann la salva del mortero cohete BM-13, comúnmente conocido como 'Katiusha'.

Esta batería de lanzacohetes atacaba eficazmente a los hombres y a los vehículos ligeramente blindados del enemigo en terreno abierto. Los soldados de la Wehrmacht se veían atrapados en un “mar de fuego continuo” del que era extremadamente difícil escapar.

En el verano de 1941 llegó al frente la primera batería experimental independiente de artillería de cohetes bajo el mando del capitán Iván Flerov, que incluía siete unidades BM-13 sobre el chasis de camiones ZIS-6. Tomó parte en las batallas del este de Bielorrusia y cerca de Smolensk.

1ª salva de la nueva arma. BM-13

La ‘Katiusha’ era protegida como la niña de los ojos. Según la directiva del Cuartel General del Mando Supremo nº 002490 del 1 de octubre de 1941, se consideraban “equipo de alto secreto del Ejército Rojo”. “Estos vehículos y su munición no deben caer bajo ningún concepto en manos del enemigo”, decía el documento.

A principios de octubre de 1941, cerca del pueblo de Bogatir, en la región de Smolensk, la batería fue rodeada. Los soldados opusieron una feroz resistencia al enemigo durante largo tiempo, tras lo cual, por orden de Flerov, volaron las instalaciones y comenzaron a dirigirse hacia sus tropas. De ciento setenta hombres, sólo lo consiguieron cuarenta y seis.

El comandante, gravemente herido, permaneció en el campo de batalla y voló el vehículo principal antes de morir. En 1963 se le concedió a título póstumo la Orden de la Guerra Patria de Primera Clase, y en 1995 se le concedió a título póstumo el título de Héroe de la Federación Rusa. 

Árbol del lugar de la muerte de I.A. Flerov (exposición del Museo de la Victoria)

El Museo de la Victoria, situado en la colina Poklónnaya de Moscú, conserva hoy en día un objeto bastante raro: un trozo de madera en el que se clavó una pieza de uno de los 'Katiushas' destruidos en aquella batalla. Los visitantes pueden verla en la exposición “La Gesta del Ejército”.

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