Pero a los ciudadanos soviéticos no les sorprendía este tipo de publicidad. En aquella época los aviones eran un medio de transporte bastante nuevo y competían con los trenes habituales. Los carteles explicaban a los ciudadanos de a pie cuánto tiempo ahorrarían en sus vacaciones si decidían ir, por ejemplo, al balneario de Sochi, en el mar Negro, en avión.
Ya en los años 50, aparecieron en la flota de Aeroflot los modernos aviones a reacción Tu-104 y Tu-144, que podían transportar un mayor número de pasajeros. Además de los vuelos nacionales, Aeroflot operaba vuelos internacionales, incluidos los vuelos a Europa, EE UU y Canadá, a pesar de la Guerra Fría. Los auxiliares de vuelo de estos vuelos solían tener una formación lingüística superior.
Moscú también era una ciudad de tránsito para los viajeros extranjeros que volaban, por ejemplo, de Europa a India, Indonesia o China. Las aerolíneas soviéticas produjeron un gran número de carteles publicitarios en inglés especialmente para esos turistas. En ellos se explicaban las ventajas de volar vía Moscú.
En 1970, la Unión Soviética permitió a las compañías aéreas extranjeras sobrevolar el ferrocarril transiberiano y aterrizar para repostar en Moscú. Esto permitió acortar colosalmente el viaje a los países asiáticos y africanos. Air France y JAL fueron las primeras en operar estos vuelos.
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