Toda Rusia le temía. Jēkabs Peters, nacido en Letonia, fue uno de los bolcheviques más poderosos e influyentes, que tras la Revolución de 1917 protegió al Estado soviético de los enemigos internos y organizó el masivo Terror Rojo, que causó miles de víctimas.
Peters fue uno de los fundadores y jefes de la policía secreta soviética: la Comisión Extraordinaria de toda Rusia. Conocida comúnmente como la Cheka, fue de hecho el “abuelo” del KGB.
Feliz Dzerzhinski (a la derecha), jefe de la Cheka, y su adjunto Jēkabs Peters.
SputnikPero antes de que la Revolución Rusa de 1917 llevara a Peters a la cima del sistema político soviético, era un vulgar emigrante en el Reino Unido, que estuvo a punto de convertirse en enemigo personal de Winston Churchill.
La Revolución de 1905 en Rusia fue en cierto modo un ensayo de la de 1917, y muchos futuros líderes bolcheviques participaron activamente en ella. Jēkabs Peters no fue una excepción.
Peters fue detenido por difundir propaganda izquierdista e intentar asesinar al director de una fábrica. A pesar de que fue absuelto, Jēkabs decidió huir del Imperio ruso.
Jēkabs Peters.
Foto de archivoInstalado en 1910 en Gran Bretaña, Peters se unió a un grupo local de anarquistas letones y radicales de izquierda, que en lugar de impulsar la lucha política preferían robar en joyerías.
Su actividad delictiva llegó a ser tan escandalosa que el ministro del Interior (el responsable de los asuntos internos) Winston Churchill consideró una cuestión de honor dar caza a estos “seres feroces” que habían convertido el centro de Londres en "una célula germinal de asesinatos, anarquía y revolución”.
Después de que tres policías fueran asesinados por los anarquistas letones durante el asalto, Peters y sus compañeros fueron detenidos como principales sospechosos. Mientras estaba detenido, se produjo el llamado Asedio de Sidney Street, la culminación de la caza de los letones.
Winston Churchill.
ArchivoEl 3 de enero de 1911, la policía, apoyada por el ejército, armado con ametralladoras e incluso artillería, rodeó la casa de Sidney Street, en el este de Londres, donde el grupo de radicales letones se había atrincherado.
A pesar de su alto estatus, el ministro del Interior Winston Churchill llegó al lugar y comandó personalmente la operación. Como resultado del tiroteo que siguió, murieron dos letones.
Tras el asedio, empezaron a cernirse nubarrones sobre la cabeza de Peters. Recibió una atención especial por parte de la policía y de Churchill: se descubrió que uno de los dos bandidos asesinados en Sidney Street, Fritz Svaars, era su primo.
Winston Churchill durante el asedio de Sidney Street.
ArchivoLa policía sospechaba que Peters era el despiadado líder de los anarquistas letones, el llamado “Peter el Pintor”. Este misterioso personaje era conocido por haber sido terrorista durante la Revolución de 1905 en Rusia y, posteriormente, por estar detrás de todos los crímenes de los anarquistas letones en la capital británica.
Winston Churchill escribió sobre él en sus Pensamientos y aventuras: “Peter el Pintor fue una de esas bestias salvajes que en años posteriores, en medio de las convulsiones de la Gran Guerra, iban a devorar y asolar el Estado y el pueblo rusos”.
El odio que el Ministro del Interior sentía hacia los anarquistas letones no iba simplemente en una dirección. Como señala el historiador irlandés Martin Mccauley, Peter albergó durante toda su vida una animadversión hacia Winston Churchill.
Sin embargo, la acusación no pudo demostrar que Jēkabs fuera realmente Peter el Pintor, ni que estuviera relacionado de algún modo con los crímenes. Como escribe el profesor británico Donald Rayfield, Peters fue absuelto gracias a un abogado contratado por el Partido Socialdemócrata (letón) y a la pereza de Scotland Yard, que, a pesar de las pruebas aportadas por testigos presenciales, dejó que se culpara de la muerte de los policías a un anarquista muerto.
Como resultado del juicio, que Churchill planeaba convertir en ejemplar, Jēkabs Peters fue absuelto de todos los cargos y puesto en libertad para gran indignación del ministro del Interior británico.
En cuanto a Peter el Pintor, nunca se descubrió su verdadera identidad. Existe la gran duda de si existió o no.
Algunos investigadores creen que el revolucionario letón tuvo otra oportunidad de sacar de quicio a Churchill. La periodista Elena Siyánova cree que la joven prima de Winston Churchill, la escultora Clare Sheridan, se enamoró de Peters. Asistió al juicio para apoyarle, y tras su liberación mantuvieron un brillante, aunque breve romance.
Esta versión de los hechos, sin embargo, sigue siendo bastante dudosa. Se sabe que desde 1910 Clare Frewen (su nombre de soltera) estaba felizmente casada con Wilfred Sheridan, quien se cree que fue el amor de su vida.
Tanto Churchill como Peters alcanzaron en los años siguientes los más altos cargos oficiales. Sin embargo, el izquierdista letón podría haber elegido, en lugar de la política, la próspera vida de la burguesía británica. En 1916 se casó con May Freeman, hija de un banquero londinense, y juntos tuvieron una hija.
Cuando al año siguiente Rusia se sumió en el caos de la Revolución, Jēkabs Peters abandonó a su familia y se trasladó allí para iniciar su notable, pero ambigua carrera.
Jēkabs Peters tras su detención.
ArchivoPeters tuvo dos veces suerte con el sistema judicial a lo largo de su vida, pero la tercera vez la suerte le traicionó. En 1938, durante la Gran Purga, fue detenido y ejecutado por “actividades contrarrevolucionarias”.
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