5 teorías sobre Pedro el Grande, ¿cuáles son ciertas y cuáles no?

1. Pedro fue a Europa, pero regresó algún espía extranjero (Falso)

"Retrato de Pedro el Grande", hacia 1697, Pieter van der Werff

Pieter van der Werff

El duro y brusco alejamiento de Pedro de las tradiciones que Rusia había practicado durante siglos hizo creer al pueblo ruso que su zar "original" había sido sustituido por otro tras su famoso viaje a Europa, la llamada Gran Embajada de 1697-1698. Los documentos de la Cancillería Privada (la seguridad del Estado en tiempos de Pedro) demuestran que mucha gente en Rusia disipaba este rumor: en lugar del "verdadero" y piadoso zar, regresó a Rusia algún espía alemán.

Aunque apasionante, esta leyenda no tiene ninguna base, ya que todos los movimientos y viajes de Pedro fueron registrados por múltiples testigos de su entorno, así como por personas extranjeras en Europa. Pedro Romanov viajó a Europa y volvió de una pieza.

2. Pedro fue el primero en cortar la barba en Rusia (Falso)

"Pedro corta las barbas de los boyardos", Dmitri Beliukin, 1985

Andréi Solomonov/Sputnik

Tras regresar de la Gran Embajada, Pedro reunió a sus boyardos en su palacio Preobrazhénskoie de Moscú y les cortó literalmente la barba, lo que ocurrió en múltiples ocasiones. Esto se conoce en Rusia como la "reforma de la barba" de Pedro.

Sin embargo, cortarse o recortarse la barba no era algo nuevo para los rusos: la juventud a la moda de Moscú aprendió a cortársela de los extranjeros que venían a trabajar y comerciar a Rusia, sobre todo de los ingleses. Los rusos ya habían intentado cortarse la barba en el siglo XVII, pero las leyes no se lo permitían porque la Iglesia Ortodoxa consideraba que cortarse la barba era anticristiano.

Así pues, cuando Pedro el Grande cortó la barba a los boyardos, estaba cambiando el aspecto de las personas más conservadoras y tradicionales del país y haciéndolas parecer más europeas. Pero no fue el primero en descubrir el afeitado en Rusia, por supuesto.

3. Pedro murió de una enfermedad venérea (Desconocido)

Pedro en su lecho de muerte

Iván Nikitin

Pedro fue promiscuo durante toda su vida, hecho que no ocultó a su segunda esposa, Catalina I. Se le conocen más de seis prometidas y, a juzgar por los documentos de la época, innumerables "pequeñas intrigas" en las que Pedro se vio envuelto.

En 1717, por ejemplo, escribe a Catalina desde la ciudad de Spa, donde estaba curando: "Como durante los procedimientos para beber agua, los médicos me prohibieron mis diversiones caseras, te envío entonces a mi señora, porque no podría contenerme si ella estuviera cerca de mí". No se puede descartar la posibilidad de que Pedro adquiriera alguna enfermedad venérea a lo largo de su vida.

Las causas de la muerte de Peter están relacionadas con sus problemas para orinar, que se hicieron evidentes hacia 1722-1723. Finalmente murió por complicaciones derivadas de una inflamación de la vejiga. Pero no se realizó ninguna autopsia tras la muerte de Pedro.

Los médicos contemporáneos que estudiaron las conclusiones de los médicos de Pedro son unánimes: no se trataba de sífilis, pero podría ser hepatitis crónica o uretritis gonocócica, una infección causada por la gonorrea. Sin embargo, no se pudo encontrar una respuesta concreta.

4. Peter padecía un trastorno mental (Falso)

Fotograma de la película "Piotr Pervyi", 1937

Vladímir Petrov/Lenfilm, 1937

No cabe duda de que a Pedro le pasaba algo mentalmente, y era evidente para sus contemporáneos. En Rusia, así como durante sus viajes a Europa, muchas personas fueron testigos de sus ataques. Juel Just, el enviado danés a Rusia, los describió: "Su rostro estaba claramente pálido, distorsionado y feo. Hacía muecas y movimientos... giraba la cabeza, ponía los ojos en blanco, crispaba los brazos y los hombros... Esto le ocurría a menudo, cuando estaba enfadado, recibía malas noticias, molesto o sumido en sus pensamientos".

Aparte de esas convulsiones (¿o era sólo un tic nervioso?), Pedro era famoso por su temperamento feroz, sus estallidos de ira y su despiadada actitud hacia quienes desobedecían sus órdenes.

Las convulsiones también pueden ser un signo de epilepsia. Sin embargo, la epilepsia progresa con el tiempo, causando discapacidad intelectual, lo que definitivamente no fue el caso de Pedro, que casi sin ayuda de nadie gobernó un vasto país hasta los últimos días de su vida. Sin embargo, lo más probable es que su tic nervioso y su temperamento violento fueran causados por un grave trauma que sufrió a los diez años, cuando presenció cómo los streltsi, los guardias reales de los zares de Moscú, asesinaban a sus tíos y parientes durante un levantamiento.

5. Pedro era alcohólico (Verdadero)

"Asamblea en tiempos de Pedro el Grande", 1858, Stanisław Chlebowski

Stanisław Chlebowski

"Agravaba su natural vehemencia bebiendo brandy en grandes dosis, que limpiaba él mismo y con gran celo", escribió Gilbert Burnet, obispo de Salisbury, sobre Pedro el Grande. La copiosa bebida de Pedro era famosa en Rusia y en el extranjero. Los enviados y diplomáticos extranjeros sabían que, si eran destinados a Rusia, con toda seguridad tendrían que beber con el zar Pedro, y era una tarea difícil.

"Su Majestad se enfadó mucho y ordenó a todos los comensales que bebieran un vaso enorme de vino húngaro en su presencia como castigo", escribió Friedrich Wilhelm von Bergholz, un cortesano alemán que conocía muy bien al zar. Pedro no era tímido con la bebida y confesó personalmente que a veces bebía hasta perder la razón y la memoria: "No recuerdo cómo me fui, porque me deleité enormemente con el regalo de Baco. Dicho esto, ruego a todos aquellos a quienes he causado vejación que me perdonen", escribió Pedro en una carta a su pariente, el conde Fiódor Apraksin.

En el verano de 1717, Pedro pasó un mes en la ciudad de Spa (hoy en Bélgica), donde el zar se curó bebiendo agua mineral tras su larga estancia en Francia (y un montón de cenas opíparas). Lo peculiar era cómo bebía Pedro el agua mineral. "A veces, bebía una cantidad excesiva de agua mineral, mezclándola siempre con vino", escribió un testigo.

A juzgar por estos numerosos relatos, podemos afirmar con casi total seguridad que Pedro el Grande se emborrachaba casi todos los días, desde estar ligeramente ebrio hasta estar completamente borracho. Lo que, sin embargo, no le impidió ser un gran líder y gobernar un gran país.

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